Santa Juana de Francia, signo de contradicción

Santa Juana de Francia, signo de contradicción

Redacción Religión

Publicado el - Actualizado

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Recuerda el Señor en el Evangelio que “si el mundo os odia, sabed que me ha odiado antes a Mí”. Hoy, V Domingo del Tiempo Ordinario, recordamos a Santa Juana de Francia, también llamada Juana de Valois. Ella sufrió el menosprecio de los suyos. Hija del monarca francés, es despreciada por su padre porque esperaba un varón y le nació una niña. Su rostro, poco afortunado en la belleza y una ligera cojera que tenía, le hacen ser desterrada del Palacio.

La futura residencia de la pequeña, que desde los cinco años no había vuelto a ver a su madre, Carlota de Saboya, fue el Castillo de los Linières. Carlos VIII, muere repentinamente. Curiosamente accede al trono el propio Luis de Orleáns, cuya primera medida será la anulación del matrimonio. Allí aprendió a bordar, dentro de una existencia solitaria y monótona, que le tocó vivir. El padre de la pequeña, Luis XI, es un hombre tirano y despótico.

Él verá con el paso del tiempo una posible maniobra política: Desposar a la joven con Luis de Orleáns. Así aseguraría un futuro prometedor. Pero los problemas crecen cuando los Orleáns, rechazan el proyecto, con lo que el rey, coacciona a la familia del futuro yerno, logrando su propósito. Al final se casan por la fuerza en septiembre de 1476, reservándose el padre el derecho de las visitas que pueden hacer tener los esposos.

Cuando Luis de Orleáns, va a la cárcel, la esposa pide su liberación ante su hermano y sucesor de su padre en el trono que nunca ha existido. Juana, Duquesa de Berry, va a Bourges donde funda la Orden de la Anunciación en honor de la Virgen. Las monjas son de vida contemplativa. Se dedicana la oración y a vivir los grandes gozos de la Virgen. También funda la Orden Terciaria Franciscana. Santa Juana de Francia muere en el año 1505.

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