Santa María Magdalena: testigo primordial de la Pascua

Todos los Santos han tomado parte en el anuncio del Evangelio. Hoy celebramos a Santa María Magdalena, que tuvo un cometido importantísimo en la difusión de la Buena Nueva. Tal y como relatan los Evangelios, formaba parte del grupo de mujeres que seguían a Cristo. De ella habían salido siete demonios. San Lucas nos cuenta cómo cuando el Maestro se fue a comer a casa de Simón el fariseo, llega allí una mujer pecadora.

Ésta, puesta detrás del Señor, le empieza a besar los pies, a regárselos con sus lágrimas y a secárselos con sus cabellos, ante el escándalo del propio anfitrión y los otros escribas. Entonces el Señor le recordará que si a aquella mujer se le perdonan sus muchos pecados es porque ha mostrado mucho amor ante el débito que tenía con Dios. San Juan, por su parte, la presenta como la que va a ver a los discípulos y, al encontrarse con Pedro y el otro discípulo Amado, les comunica el hallazgo del Sepulcro Vacío.

Cuando llora en el huerto porque cree que han quitado de allí el Cuerpo del Señor, al ver al propio Cristo le toma por el hortelano, hasta que le reconoce al oír su voz, cumpliendo el encargo de ir a anunciarlo a los otros. También ha habido quienes han identificado a esta Santa con la hermana de Marta y Lázaro, al que el Señor resucitó de entre los muertos. La misma que rompió el perfume de alabastro y lo derramó sobre la cabellera del Maestro.

La tradición oriental cuenta que muere y sus reliquias son llevadas al Monasterio de San Lázaro, en Constantinopla en el siglo IX. En Occidente se cree que marchó con Lázaro y Marta a anunciar el Evangelio muriendo mártir. El Papa Francisco pidió en el año 2016 que Santa María Magdalena pasase de memoria litúrgica a ser Fiesta. El motivo es que el Pontífice se detuvo en que ella fue la primera a la que se apareció el Resucitado y así lo comunicó a los demás.