Santa Rosa de Viterbo, corazón de clarisa

Santa Rosa de Viterbo, corazón de clarisa

Jesús Luis Sacristán

Madrid - Publicado el

2 min lectura

Recuerda el Antiguo Testamento que mil años en la Presencia de Dios son un ayer que pasó. Una vela nocturna. Así sucede en la Santa que hoy conmemoramos, Santa Rosa de Viterbo, cuya vida fue ciertamente una mala noche en una mala posada, pero nada en comparación con la Vida Plena a la que Dios tiene prometida a quienes le sirven. Su existencia no llegó ni siquiera a los 20 años pero fue muy intensa.

Nacida en Viterbo (Italia), en 1234, su hogar es muy pobre. Alli se respira un ambiente sencillo con un trabajo precario y un salario mínimo que da poco para sacar adelante el ámbito familiar. No falta, eso sí, la Fe propia de los pequeños, grandes a los Ojos de Dios. Ese amor al Señor le hizo que se consagrase por completo a Él. Sin embargo la prueba se mostró completamente ya que no fue admitida en su intento por acceder a las Clarisas.

Su deformación ósea resultó impedimento para que pudiese ingresar. Ella no se dio por vencida y se hizo Terciaria Franciscana con todos los compromisos espirituales y de caridad que ello supuso. Todo ello lo mostró con la Cruz que llevaba colgada recorriendo la ciudad y haciendo el bien como signo de paz, tal y como hizo el Señor, y como quiso imprimirlo en este carisma Santa Clara, siguiendo a San Francisco.

El contexto histórico en el que se encontraba era la lucha entre los partidarios del Papa Inocencio IV y los defensores del Emperador Federico II. Esto hizo a muchos salir de su tierra como le pasó a la familia de Rosa ya que Viterbo era el ojo del huracán. Todo se solucionó, pero la enfermedad de la joven se agravó muriendo Santa Rosa de Viterbo en torno al año 1252. Fue enterrada pobremente en Santa María, en Foggio. El Papa Alejandro IV le trasladó a Las Clarisas para que se le diese el culto debido.

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