La santa de la música: Santa Cecilia

Hoy día 22 de noviembre celebramos a santa Cecilia, patrona de la música

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Jesús Luis Sacristán

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

En los prolegómenos del fin de noviembre nos encontramos con Santos de los que tuvieron tanto peso en la Tradición cristiana que se incluyen en el Canon Romano que es la Plegaria I en la Misa. Hoy, concretamente, tenemos a Santa Cecilia.

Su familia es noble y quieren hacer de ella una persona influyente y respetada. Pero Cecilia ya ha encontrado Alguien que le puede dar esa dignidad que no le dan los hombres por mucho que se empeñen: Jesús, el Cristo.

Y como recalcaría San Pablo “como Cristo ha Resucitado ya no puede haber distinción entre hombre o mujer, judío o griego, esclavo o libre porque todos sois uno en Cristo Jesús. Entonces qué mejor como hizo que consagrarse al Señor. Así lo hizo.

Su padre, desconocedor de lo que había hecho, le casó con Valerio. Ella le contó que era consagrada y el esposo la respetó y siguió sus consejo de visitar al obispo Urbano. En el trato con el pastor dejó que le hablase de Jesús de Nazaret, primero como información y luego como un ardor de Fe y de querer acercarse tanto como Cecilia a Él. Y así fue.

Valerio se bautiza y con el tiempo sufriría martirio. Cecilia se sentía muy llena de Dios que era El esposo que en otro tiempo cantarían los místicos. Esos cánticos en su boda los compuso y los dedicó al Dios Verdadero. Al volver a casa vio cómo un Ángel de Dios hace una señal a los dos esposos tomando como ofrenda su consagración.

Un hermano de Valerio de nombre Tiburcio también abrazará la palma del martirio. Ahora le llega el turno a Cecilia que es llamada a dar culto a los ídolos a lo que se niega. Entonces es encerrada en una casa de paganos donde convierte a todos y de nuevo el obispo Urbano bautiza a 400.

Esto hace que las autoridades se ofusquen en hacerla sufrir, pero no muere, hasta que al final es decapitada, alcanzando como el esposo la santidad entrando en el Coro de los mártires para entonar un cántico de acción de gracias eternamente.

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