San José Pignatelli
Impulsor de la Compañía de Jesús, su vida cuenta frecuentemente con pruebas teniendo que seguir los pasos que le marca el Espíritu de Dios
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Los Santos siermpre han de ser testigos de esperanza y renovación ante cualquier dificultad. Hoy, Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario y Jornada Mundial de los Pobres, es San José Pignatelli que tuvo un gran papel en la Comunidad Eclesial como signo de continuar remando y echando las redes. Nacido en Zaragoza el año 1737, es hijo de familia noble y cuenta con nueve hermanos de los que él es el séptimo. Sin embargo la vida un Santo cuenta frecuentemente con pruebas teniendo que seguir los pasos que le marca el Espíritu de Dios.
Por eso su infancia transcurre en Nápoles, haciéndose cargo de él su hermana María Francisca, puesto que cuando tiene cuatro años pierden a la madre. La sustituta materna quería lo mejor para el sobrino. Entonces se forma espiritual e intelectualmente en diversos colegios de los jesuitas hasta que, dando un paso hacia delante con firmeza, entra en el noviciado, para formar parte de su espiritualidad.
Cuando ejerce su ministerio sacerdotal en Zaragoza, se produce el desafortunado hecho histórico de la expulsión de la Compañía de Jesús. En medio de la situación marcha a Italia, donde Córcega o Génova, dan fe del carácter sobrenatural de José en su ministerio y apostolado. Una vez abolida la Compañía de Jesús y confiscados los bienes, quedando jesuitas sólo en Prusia y Rusia, el Santo sin ningún temor propugna su restauración.
Para ello, forma a los nuevos candidatos y reorganiza a los ya existentes, en un impulso a la obra de Ignacio de Loyola, dos siglos después de que la fundase. Así ve la mano de la Providencia que a toda su tarea le conduce por un periodo de prueba y de conversión para un mayor fortalecimiento de la Fe, así como de cuantos le rodean. En medio de este impulso y su trabajo infatigable, San José Pignatelli entrega su alma a Dios el 15 de noviembre del año 1811.