Santa Inés de Montepulciano

Sencilla propagadora de la Fe, nació en torno al año 1270 en Italia. Es hija de una familia de clase noble.

Santa Inés de Montepulciano

Redacción Religión Jesús Luis Sacristán

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Tal y como comprobamos en Pascua, la Comunidad Primitiva propagó enseguida el Kerigma, es decir, el núcleo del mensaje de Cristo. Hoy, en los comienzos de la Tercera Semana de Pascua, celebramos a Santa Inés de Montepulciano, gran difusora del Misterio Salvador. Nacida en torno al año 1270, cerca de Orvieto, en Italia, es hija de una familia de clase noble.

El santoral de hoy, martes 20 de abril

Con sólo nueve años, viste el escapulario del Monasterio de Montepulciano, llamado así por la pobreza de sus religiosas. Poco tiempo después funda a 100 kilómetros de allí un nuevo Convento del que el Obispo le nombrará Abadesa por su gran madurez, tanto espiritual como humana. Viajó dos veces a Roma para pedir limosna y en la segunda ocasión solicitó ayuda para evitar las usurpaciones de los bienes propios del Convento.

El bien espiritual y humano que aporta hace que las gentes de Montepulciano le pidan una nueva fundación, algo que sólo hará después de descubrir que esa era la voluntad de Dios. Un día tendrá un sueño en el que ve tres barcas guiadas por los Santos Agustín de Hipona, Domingo de Guzmán y Francisco de Asís, entendiendo que la Providencia le indicaba seguir la impronta dominica en su camino de perfección, ya que la barca del Santo burgalés brillaba especialmente.

Los propios miembros de la Orden de Predicadores serán los directores espirituales de ella y de sus religiosas. Era necesario experimentar la fuerza de Dios antes de hacer frente a los problemas. Pronto empezará a sentir el peso de la enfermedad y los achaques, situación que intentarán mitigar sus monjas con baños termales, hasta que entregará el alma a Dios el año 1317.

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