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Ha concluido la Octava de Pascua y entramos en los días que transcurren hasta Pentecostés en los que no se vive como en la Octava pero se viven como una prolongación del Glorioso Domingo. Hoy celebramos al Papa San Julio I, muy comprometido con sus fieles para que no se aparten del camino que lleva a la Vida, aunque ello le ocasione disgustos. Es elegido Pontífice de la Iglesia el 6 de febrero del año 337. En sus primeras intervenciones apoya a San Atanasio que volvía del destierro, después de que los arrianos no viesen bien su retorno.
Pronto pedirán la convocatoria de un sínodo, al que finalmente no acudirán. Atanasio, fortalecido en la prueba, elabora un documento para una mayor firmeza en la Fe. Poco después retornará al destierro. Tras fuertes controversias, Julio I, amonesta a los arrianos por su pertinaz obstinación, rehabilitando a Anastasio y recordando la Autoridad Magisterial de la Santa Sede.
El Santoral de hoy, lunes 12 de abril
Como la tensión crece, Santo Padre convoca un Sínodo más universal, en el que envía legados. En él, los arrianos orientales, se reúnen antes para reafirmarse en la condena de Atanasio y los católicos orientales. Finalmente surge el verdadero Concilio en el que intervienen los Obispos occidentales y los legados papales, donde definitivamente se declara inocente y defensor de la verdadera Fe de Cristo a Atanasio.
Con ello toda su obra reflexiva y teológica ayuda a entender el Misterio de Cristo, Dios hecho Hombre, algo que negaban los seguidores de Arrio. La ortodoxia católica de Nicea queda reforzada y Atanasio es recibido por el Vicario de Cristo. De esta forma transcurrirán quince años de pontificado, no exentos de dificultades y problemas donde es necesario confirmar en la Fe a los hermanos.