San Telmo
Celoso defensor de la Fe, se desplazará a diversos puntos de España para promover el Amor a Dios, el perdón y la reconciliación como fundamentos de la reconstrucción espiritual
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Cristo encomienda a sus discípulos que extiendan su Mensaje de Vida. Hoy celebramos a San Telmo, encargado de defender la Fe en el Señor Jesús en medio de la tempestad de las herejías o desviaciones doctrinales. De nombre Pedro, nace en el seno de una familia profundamente cristiana, hacia el año 1185. Bautizado en San Martín de Frómista (Palencia), un tío suyo, canónigo, se hará cargo de su educación.
Pronto demostrará gran talento, pero su corazón está más cerca de las cosas materiales que de la formación espiritual e intelectual. Nombrado por su tío Deán y canónigo, un día se siente atraído por la Orden de Predicadores que había fundado recientemente Domingo de Guzmán. Así renuncia a todo lo anterior para profundizar en el carisma dominico, preparándose para la predicación contra la herejía albigense, que rechazaba la Autoridad del magisterio de la Iglesia y ponían en duda la validez del Antiguo Testamento para la Nueva Alianza.
Celoso defensor de la Fe, se desplazará a diversos puntos de España para promover el Amor a Dios, el perdón y la reconciliación como fundamentos de la reconstrucción espiritual y humana. Establecido en Tuy, Galicia, los últimos años de su vida, se prepara para el encuentro definitivo con el Señor de Cielos y tierra en el año 1246. Fue el Obispo Don Lucas quien presidió sus funerales y ordenó abrir el proceso de su beatificación.
Todos los marinos y pescadores le invocan cuando arrecia la tormenta. La historia viene cuando en el siglo XVII un marinero de la tierra de San Telmo se embarcó. En el transcurso de la travesía, una tempestad violenta trajo una tormenta que fue matando uno a uno a los marineros. Aquel hombre pidió ayuda de tal manera a San Telmo, que fue escuchado y salvado de aquella inclemencia meteorológica.