Santos Nereo y Aquiles
Al ver la esperanza con que se enfrentaban a la persecución los cristianos, se sienten atraídos, haciéndose bautizar en el nombre del Señor Jesús
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La Palabra del Resucitado resuena en el corazón de tantos mártires cuando dice a los Apóstoles en el Cenáculo: “Si el mundo os odia sabed que ya me ha odiado a Mí antes”. Hoy celebramos a los Santos Nereo y Aquiles, que experiemtnaron el desprecio de los hombres por su Fe en el Dios Verdadero.
Ambos eran militares como San Sebastián, y su objetivo consistía en servir los intereses del Imperio Romano, que entonces regentaba Diocleciano. Y es que, según cuenta el Papa San Dámaso, en los primeros momentos, aún no profesaban la Fe cristiana. Pronto se decretará la persecución contra los seguidores de Cristo. Al ver la esperanza con que se enfrentaban a la persecución los cristianos, se sienten atraídos, haciéndose bautizar en el nombre del Señor Jesús. Indudablemente, la sangre de mártires es semilla de nuevos cristianos.
El santoral de hoy, miércoles 12 de mayo
Su conversión pronto se hace pública y son apresados por abrazar la Religión prohibida por el Emperador. En el juicio les invitan a abandonar a Cristo. Al persistir en adorar al Dios Único y Verdadero, son condenados a muerte, como se prescribía para los que no diesen culto a los falsos dioses romanos.
Las actas de su martirio, que llegaron hasta nosotros, datan del siglo V, conservándose dos copias, una en latín y otra en griego. Sobre sus tumbas se erigió una Basílica, que se halla en el Cementerio de Domitila, junto a la Vía Ardeatina, en el siglo IV. También el Papa León III les dedicó otro Templo en el año 795, en el interior de la ciudad, en la Vía Apia. San Dámaso, el Papa devoto de los que derramaron la sangre por Cristo, les pondrá en su tumba este epitafio: “Nereo y Aquiles, mártires”.