Durante estas fiestas, la ciudad se transforma por completo, se despliegan en la calle los monumentos falleros, los valencianos desfilan a ritmo de pasodobles, se preparan paellas en medio de la calle y es inconfundible el olor contínuo a pólvora, así como el ruido de los petardos
La gente que abarrotaba la plaza consistorial también se ha quitado el pañuelo de fiestas y ha continuado entonando el "Pobre de mí", un lamento que ha ido dando paso poco a poco al esperanzador "1 de enero, 2 de febrero..."
El delegado de Seguridad, Movilidad y Fiestas Mayores del Ayuntamiento de Sevilla, Juan Carlos Cabrera, ha realizado un balance positivo del global de la cita