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En 2019, los jóvenes entre 18 y 29 años obtuvieron el 68% de los nuevos permisos de conducir
Una encuesta que realizó la plataforma Uber el pasado verano señalaba que el interés por sacarse el carné de conducir se ha reducido con el paso de las generaciones. Según dicho sondeo (2.500 entrevistas a personas de diferentes edades), el 81,5% de los baby boomers (nacidos entre 1945 y 1964) tiene el permiso de conducir, frente al 78% de la generación X (1965–1981), al 74% de la generación Y o millennial (1982–1994) y al 58% de la generación Z (1995–2010).
¿Menos interés?
Los datos de la DGT indican que, en 1980, el 78% de quienes aprobaron el permiso para conducir turismos (el B) tenía entre 18 y 29 años. En el año 2000, ese porcentaje subió hasta el 88%, y en 2019, se redujo al 68% (ver tabla). Sin embargo, se mantienen las cifras totales de nuevos permisos: 594.141 en 2019; 485.166 en 2010, y 599.908 en el año 2000. Las variaciones pueden explicarse por el descenso de la natalidad o por las crisis económicas. También existen diferencias entre los jóvenes que viven en las ciudades y quienes habitan en zonas más rurales o, incluso, en áreas urbanas más alejadas del centro.
Enrique Lorca, presidente de CNAE (Confederación Nacional de Autoescuelas), apunta que “los datos indican que no hay mucha diferencia con otras épocas”, ya que entre los 18 y los 20 años sigue siendo la franja de edad en la que se obtiene la mitad de los nuevos permisos.
Para Esther Martí, jefa provincial de Tráfico de Vizcaya, “está claro que el interés por el permiso de conducir” se ha reducido entre los más jóvenes. Y las cifras de esta provincia lo avalan: en 2008, se expidieron 14.750 permisos a nuevos conductores; en 2020, 8.352. La población en esa franja de edad solo es ahora el 3% menos que en 2008.
Símbolo
En opinión de Pilar Fúnez, jefa provincial de Tráfico de Valencia, “el número de ciudadanos que se saca el carné de conducir no ha variado de forma sustancial en los últimos 10 años”, tampoco es que “haya menos jóvenes”, lo que ocurre es que “no son tan jóvenes cuando se lo sacan” porque “les urge menos". "Antes, al cumplir los 18 años, era una de las primeras cosas que hacían los jóvenes. Ahora parece que les urge menos”, apunta. Así, Ana Luz Jiménez, jefa provincial de Tráfico de Sevilla, asegura que antes era muy frecuente recibir solicitudes para presentarse al examen teórico antes de cumplir los 18 años, pero “hoy en día el número de solicitudes anticipadas es mínimo”.
Rebeca Cordero, profesora titular de Sociología Aplicada de la Universidad Europea de Madrid, explica que, antes, tener el permiso de conducir a los 18 años era “un símbolo de libertad, una puerta abierta al mundo adulto, además del reconocimiento social que implicaba ante tus iguales”. Ahora, añade, ese reconocimiento social se produce más a través de las redes y “esas conquistas” de libertad se producen antes: “En la actualidad, no hace falta tener 18 años para entrar en el mundo adulto, ya no necesitan tener el símbolo del carné de conducir”.
Según señala Adrià Puigpelat ?jefe provincial de Tráfico de Barcelona?, es un “hecho objetivo y cuantificable” que los jóvenes actuales (al menos los que viven en las ciudades) ya no tienen el mismo interés en el permiso de conducir porque “ha dejado de ser prioritario” y porque a la mayoría le resulta más “interesante” disponer de “un móvil de última generación que invertir en el carné de conducir”. Raúl Galán, jefe provincial de Tráfico de Burgos, apunta que, a veces, tienen más interés las familias que los propios jóvenes: “Cuando hablamos con los padres, nos dicen que sus hijos tienen la matrícula y las clases pagadas, pero no van”.
Tomás Blánquez, de autoescuelas Gala, cree que “el interés por el carné no se ha perdido, pero ya no es tan puntual”. Según dice, los jóvenes del siglo XX contaban los días para cumplir los 18 años e ir a la autoescuela. Ahora no, entre otras cosas porque “la gente joven cada vez tiene más apretada la agenda, con estudios y otras actividades y es difícil compatibilizarlo”. También existe una mayor conciencia sobre el alcohol y quien lleva el coche cuando sale de noche “sabe que esta ‘penalizado’ y que no puede beber”, agrega.
Este profesor de autoescuela también ha notado un repunte en las matriculaciones tras la pandemia, sobre todo en las ciudades: “Creo que por seguridad sanitaria y autonomía, los jóvenes muestran más interés por el carné de coche y, sobre todo, por el de moto, que es un vehículo más barato, más ecológico y más fácil de aparcar”.
Más alternativas
Como no existe un único motivo para este cambio, uno podría ser los nuevos modos de transporte que llegan a las ciudades. Así lo entiende la jefa provincial de Tráfico de Sevilla: “Que hoy en día exista una mayor oferta de modos de desplazamiento ha contribuido a que la obtención del permiso no sea un elemento crítico para poder moverse, en especial en las grandes ciudades”. La responsable de Tráfico de Valencia piensa igual, si bien añade que “los transportes públicos cada vez están cobrando más protagonismo y suponen una alternativa muy valorada frente al automóvil”.
La jefa de Tráfico de Bilbao admite que aunque, “en la ciudad”, el transporte público ha mejorado mucho porque “es más accesible, rápido y satisface las necesidades de movilidad laborales y de ocio, las nuevas tecnologías han cambiado la forma de relacionarse socialmente, de interactuar con otros, y ahora pueden hacerlo a distancia: ya no es necesario desplazarse para relacionarse con los amigos”.
La falta de medios económicos de los jóvenes actuales y una mayor sensibilización por los temas medioambientales pueden ser otros motivos que expliquen el cambio. David Llorente, jefe provincial de Tráfico de Ourense, entiende que el carné es “menos necesario” en las ciudades, si bien lo relaciona más con “la falta de interés y de medios económicos”. Para el responsable de Tráfico de Barcelona, las nuevas generaciones “tienen una mayor conciencia por las cuestiones medioambientales, lo que condiciona sus hábitos en materia de movilidad; prácticas como el vehículo compartido o el uso de modos de transporte sostenibles son también muy significativos”.
Mundo laboral
Según la profesora Cordero, el punto de inflexión con respecto al carné se produce cuando los jóvenes se incorporan al mundo laboral (de forma más o menos estable), deciden independizarse o formar una familia: “Ahí asumen responsabilidades, su vida se complica y ya no pueden disponer de los recursos familiares y ven la necesidad de tener un coche por la autonomía que da”.
Para el presidente de CNAE, Enrique Lorca, “el permiso de conducir sigue siendo imprescindible para muchos trabajos y oposiciones; amplía las oportunidades de hallar un empleo y las posibilidades de ocio”. El responsable de Tráfico de Burgos añade que, “en las aulas de teórico, cada vez hay menos chicos y chicas de 18 años recién cumplidos y más de 22 o 23” porque “una vez terminada la carrera universitaria, sí que acuden a sacarse el teórico, ya que asumen que para encontrar trabajo interesa tener en el currículum ‘movilidad geográfica’ y eso lo da el permiso de conducir”.
Alejandra (18 años)
"Los eléctricos aún son caros"
Aún no tiene carné, si bien piensa sacárselo por “la comodidad” que te da “para ir a cualquier lado” y “no depender de nadie para ir”. Comprar un coche, solo “cuando disponga de dinero suficiente”. Mientras, utiliza el transporte público (metro y autobús). Consciente de que las emisiones de los vehículos a motor son muy perjudiciales para el medio ambiente, cree que los eléctricos podrían cambiarlo, si bien añade que “gran parte de la población no dispone de dinero suficiente para comprarse uno”.
Alejandro (29 años)
"El vehículo privado es insostenible"
Aprobó el carné de conducir con 22 años, más por presión familiar que por deseo propio, aunque reconoce que tenerlo “te da autonomía y libertad” porque te permite viajar “a cualquier sitio en menos tiempo”. Usuario diario del transporte público, ni tiene coche ni pensamiento de comprar uno “a corto plazo: Alquilo uno cuando lo necesito o utilizo los servicios de coche compartido”. Pensando en el futuro, cree que la prioridad debe ser el transporte público porque el vehículo privado “es insostenible”.
Iker (27 años)
"Me saqué el carné para ir a la universidad
Tiene carné de conducir desde 2013, cuando comenzó la universidad y el coche “me venía bien para desplazarme hasta allí”. Más tarde, se compró uno y ya no utiliza otro medio de transporte en su vida diaria. Aunque confiesa no tener muchos datos ni una opinión clara sobre emisiones tóxicas y contaminación, sí cree que deberíamos hacer un “uso más razonable y sostenible” del vehículo privado. Pero, considera que “hay fuentes de contaminación que son más masivas que las generadas por el transporte”.
Irene (18 años)
"¿Tener coche? En un futuro bastante lejano
No tiene carné, aunque asegura que se lo sacará pronto. Sus motivos: “Para ir a algunos sitios, es mucho más cómodo y se tarda menos”. De momento, va en transporte público (y en coche cuando su familia puede llevarla). Para un futuro “bastante lejano” deja lo de tener coche propio: “Cuando tenga mis propios ingresos”. No obstante, considera que habría que “concienciar más a la población” sobre el uso del vehículo privado porque “muchas veces existe otra alternativa más sostenible”.
Teresa (27 años)
"Más transporte público y bicicletas"
Posee el permiso desde los 19 años porque, entonces, “vivía en las afueras de Madrid” y así “podía llegar antes y más fácilmente”. Desde que se trasladó al centro de la ciudad, se desplaza en transporte público o utiliza el servicio de bicicletas de alquiler. No tiene coche, aunque cree que, “cuando forme una familia, probablemente compraré uno”. Considera que, para proteger el medio ambiente, debería fomentarse el uso del transporte público y de la bicicleta, con “más carriles bici”.
Víctor (25 años)
"Utilizo el coche todos los días"
Desde hace 6 años que tiene el carné, ya que lo obtuvo con 19. Cuenta que se lo sacó para “tener independencia”, sobre todo “a la hora de ir a estudiar o a trabajar”, ya que “ahorras bastante tiempo”. Ahora, tiene vehículo propio y, según dice, lo usa todos los días, “incluso en varias ocasiones”. No obstante, reconoce que, mirando hacia el futuro, este no es un medio de transporte sostenible porque ”los coches son una fuente de contaminación muy importante debido a las emisiones tóxicas”.
La profesora de Sociología Aplicada de la Universidad Europea de Madrid, Rebeca Cordero, establece diferencias entre los jóvenes que viven en las grandes ciudades y quienes habitan en entornos rurales o en urbanizaciones aisladas en los alrededores de las poblaciones. “Para ellos ?asegura?, tener un coche o una moto sí es una necesidad. En esos casos, son las propias familias las que, por seguridad, les animan a sacarse el carné de conducir”. Además, agrega, en las zonas rurales, “la entrada en la edad adulta se produce antes, entre otras cosas porque el ocio está vinculado al entorno y pasa de generación en generación (como paseos por la montaña, pesca, caza, etc.) y no al consumo (propio de la sociedad en la que vivimos), como ocurre en las ciudades”.
Desde CNAE, su presidente, Enrique Lorca, insiste en que los jóvenes siguen teniendo interés por el carné de conducir, independientemente de donde vivan. No obstante, subraya que “en las zonas rurales, el vehículo particular no tiene alternativa”.
En la “España vaciada”, tal y como señala, el responsable de Tráfico de Ourense, el coche “sigue siendo una herramienta necesaria para tener un mínimo de movilidad, ante la ausencia de medios de transporte alternativos, con pocos trenes y rutas de autobús”. Efectivamente, señala Pilar Fúnez, responsable de Tráfico de Valencia, “cuanto menos acceso hay al transporte público, más necesario se hace el vehículo particular y más independencia supone la posibilidad de disponer de uno”. También coincide con esta opinión la responsable de Tráfico de Bilbao, Esther Martí: “En el ámbito rural existe un interés mayor en obtener el permiso y lo hacen nada más cumplir los 18 años, porque sus necesidades de movilidad no son satisfechas por un transporte público limitado normalmente a los días laborales, dejando un gran vacío en los fines de semana y en las horas destinadas al ocio y al deporte”.
Así, Raúl Galán, jefe provincial de Tráfico de Burgos, subraya que “las opciones de movilidad alternativa en el ámbito rural son más reducidas, y eso se refleja en que la demanda del permiso en los centros de examen desplazados se mantiene”. Desde Sevilla, la responsable de Tráfico confirma que “en los entornos más rurales, las opciones para desplazarse están más centradas en el vehículo particular, por lo que sí observamos un mayor interés, y por ejemplo una mayor demanda relativa de permisos para ciclomotores”.
Los tiempos cambian, pero los hombres siguen teniendo más permisos de conducir que las mujeres, aunque las diferencias se acortan: en 1990, en el cómputo global, ellos tenían casi 10 millones de carnés (70%); mientras que ellas, algo más de 4 millones (30%). En 2020, 30 años después, la distancia es menor: los hombres poseían más de 15 millones (57%) y ellas, 11 millones (43%). En las generaciones más jóvenes, el esquema se repite. Es verdad que en 2010 ellas obtuvieron más permisos que ellos (215.894 frente a 210.558), pero los años siguientes los chicos volvieron a tomar delantera.
Según una reciente encuesta de la Fundación Línea Directa, entre 2010 y 2019, la tasa de mortalidad de los jóvenes conductores (18 a 29 años) se ha reducido el 41% (es el grupo de edad con la tasa más baja). De hecho, en 1989, los accidentes de tráfico provocaban el 31% de las muertes de jóvenes. En 2019, 30 años después, esa cifra se ha quedado en el 17% (evitando así 35.000 muertes).
El accidente tipo entre los jóvenes de 18 a 29 años es un alcance por no respetar la distancia de seguridad (30%), en vías urbanas y con turismos bastante antiguos (61%) y de varones entre 25 y 29 años (70%).
Para más información consulta la web de la DGT.
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