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El móvil, un problema para la seguridad

El móvil, un problema para la seguridad

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

10 min lectura

“Tenemos un problema con el Whatsapp y el móvil para la seguridad”, Pere Navarro. DGT

Al otro lado del móvil suenan tres, cuatro y hasta cinco tonos. Y al momento salta el ya conocido mensaje: “El teléfono está apagado. Deje su mensaje después de oír la señal”. Ese mensaje salva vidas. Tener el teléfono apagado salva vidas. Dejar el móvil apagado o el simple hecho de no cogerlo mientras conducimos salva vidas. Y la pregunta es: ¿ha pasado el teléfono móvil de ser el mejor amigo del hombre (después del perro) a ser su peor enemigo? La respuesta es no, pero las cifras en carretera son preocupantes.

“Tenemos un problema con el Whatsapp y el móvil para la seguridad. La nueva Ley de Tráfico, aprobada en marzo, se ha actualizado y simplificado, se ha adaptado a los nuevos tiempos. Hay que adecuar el permiso por puntos a las nuevas circunstancias” señaló Pere Navarro, director general de Tráfico en la Jornada “Hablemos de Movilidad Segura y Sostenible”, organizada por Guaguas Municipales y el periódico La Provincia, el pasado 28 de abril en Las Palmas de Gran Canaria.

Según datos de la DGT, las distracciones al volante se han cobrado la vida de más de 300 personas cada año (datos septiembre de 2021). La más habitual, el uso del móvil. “Aproximadamente un 22% de las personas conductoras españolas reconoce haber hablado sin manos libres, leído mensajes o consultado las redes sociales durante el último mes. Más de la mitad declara haber hablado con un sistema de manos libres, a pesar de reconocer que supone una distracción al volante”, señala el director del Observatorio Nacional de Seguridad Vial de la DGT, Álvaro Gómez.

E, incluso, según el estudio de Gonvarri y Movistar de 2019, declaran que se distraen cuando utilizan el móvil, muy por encima del 25% que se distrae con comida o bebida, del 28% que lo hace cuando piensa en otras cosas o el 38%, por utilizar el GPS (ver infografía). Y ese uso del móvil no solo es para realizar o recibir llamadas: un 86%, según el mismo informe, habla de buscar información, escribir WhatsApp (85%), hacer fotos (83%), grabar videos (82%) o leer noticias (84%).

Consejos

Los consejos de los expertos son claros. “Durante la conducción, el móvil debe guardarse en algún lugar donde no quede alejado, para poder acceder a él en caso de accidente, pero que no suponga una tentación su uso”, dice el director del Área de Movilidad del RACC, Cristian Bardají, que añade que “debe estar silenciado, con las notificaciones desactivadas, e incluso es recomendable instalar algunas aplicaciones que activan el modo avión del dispositivo cuando este se conecta al Bluetooth del coche”.

Son, sin embargo, consejos que llueven sobre mojado hasta el punto de que ya se habla de una enfermedad de última generación llamada nomofobia, “una ansiedad y miedo irracional a estar durante un tiempo sin poder usar el teléfono”, alerta Luis Montoro, presidente de honor de Fesvial y catedrático de Seguridad Vial. Si bien el manos libres ha reducido la siniestralidad (según algunos estudios en algo más de un tercio), “es muy importante tener en cuenta que, aunque no afecta al control motriz, sí que afecta, y mucho, a nivel cognitivo y provoca graves distracciones. Nunca se debería hablar por teléfono conduciendo más de dos minutos. Conforme van pasando los segundos, el riesgo de distracción y accidente se incrementa de manera importante” (ver recuadro de la página anterior).

Qué nos distrae

“Cualquier acción que haga que dejemos de prestar atención a la carretera distrae, no solo el uso del móvil, también, comer, beber, fumar, manipular la radio, etc.”, recuerda el responsable de Movilidad de RACE, Agustín Galdón. “La clave está en la formación y la concienciación para que los conductores dispongan de toda la información y herramientas suficientes para poder conducir de manera responsable y segura evitando riesgos innecesarios”. La cara y la cruz de un dispositivo que “si se utiliza de la manera adecuada, puede ser de gran ayuda, como por ejemplo en caso de accidente, que contribuye a que la asistencia sea más rápida”.

Precisamente es el móvil y su uso lo que centra el estudio realizado por la Fundación Mapfre, Teléfono móvil, cansancio, somnolencia y distracciones al volante, en el que deja claro que “el móvil se ha convertido en la principal fuente de distracción, seguido del cansancio”. En el trabajo dirigido por el director de Prevención y Seguridad Vial, Jesús Monclús, se constata que hablar por el teléfono móvil con el sistema de manos libres y mandar mensajes por WhatsApp mientras se conduce multiplica por dos la probabilidad de cometer errores graves en la conducción, como sufrir una salida de la vía, colisionar con un vehículo o atropellar a un peatón.

Menor atención

También distrae de forma importante, ya que atender, por ejemplo, una llamada relajada, disminuye la atención un 36%, un porcentaje que sube al 40% cuando la conversación es estresante, y al 53%, cuando el conductor está ocupado leyendo y respondiendo mensajes de WhatsApp. Esta situación, en particular, eleva a 45 el número de infracciones que se pueden llegar a tener a la hora, entre ellas, saltarse un semáforo. El experimento se realizó en un simulador de conducción de última generación, que ofreció información sobre las consecuencias de cada situación experimental en la conducción de los participantes: errores e infracciones en la conducción y gasto de combustible. Por supuesto, con el móvil como uno de los grandes protagonistas.

Jesús Monclús parafrasea a Quevedo. “Érase una persona a un móvil pegado”. Asegura que los conductores bajan la guardia, y es cuando cometen más del doble de errores que cuando conducen sin usar el móvil. De hecho, usar el WhatsApp "es la segunda opción que conlleva más riesgo”. Aun así, “si no existieran los móviles, habría que inventarlos, pero quizás cuidando más las implicaciones de su uso durante la conducción”.

La nueva Ley de Tráfico que entró en vigor el pasado 21 de marzo endurece las sanciones por el uso inadecuado del teléfono móvil mientras se conduce y sólo tenerlo en las manos pasará a estar castigado con seis puntos menos en el carné de conducir, aunque se mantienen los 200 euros de multa. “Se trata de una medida importante, que contribuirá a reducir la incidencia del problema. No obstante, debe tenerse en cuenta que las distracciones, como cualquier otro factor de riesgo, exigen un enfoque integral, que intervenga sobre todos los elementos con capacidad para reducir el riesgo y gravedad de un siniestro”, recalca desde la DGT Álvaro Gómez. Para Luis Montoro, “el motivo es claro: el móvil está provocando más accidentes con víctimas que el alcohol y la velocidad y es también la mayor causa de atropello de los peatones por distracciones de estos”. Datos que corrobora Jesús Monclús. “Prohibir sujetar el móvil con las manos fue sin duda un acierto, pero ahora sabemos que el mensaje “con el manos libres no pasa nada” tampoco es correcto”.

Del WhatsApp a reservar mesa

Entre las prácticas de riesgo más comunes están mirar el móvil, atender una llamada, hacer una llamada, buscar alguna información, leer algo en el móvil, escribir un WhatsApp, “y como herramienta de trabajo, lo que ha dado lugar a una tipología de accidente cada vez más frecuente y de extrema gravedad”, indica el presidente de Fesvial. Además, no sólo afecta a la seguridad, también al bolsillo del conductor y al medio ambiente ya que hay un incremento promedio del gasto de combustible del 9,5%. ¿Quién será, algo urgente, el fontanero, la llamada que estaba esperando, debo contestar…? Jesús Monclús insiste: “Lo mejor es que ni siquiera oigamos que el teléfono suena por una llamada o que nos llega un aviso sonoro de un mensaje”.

Los años han dado al móvil un uso cada vez más protagonista. Además de las llamadas, el móvil tiene otros usos: GPS, hacer fotos, reservar hoteles o mesa en un restaurante, buscar gasolineras… “Son utilidades que podrían parecer seguras, pero que entrañan serios peligros. Cualquier manipulación del Smartphone durante la conducción supone un riesgo, así que el uso de sus funciones complementarias debe evitarse con el vehículo en marcha. Ese es también el espíritu de la norma actual”, apunta Cristian Bardají.

Las distracciones afectan a la conducción, incrementando el número de errores e infracciones que se cometen al volante. Pero ¿cómo afectan? Muy fácil. Ralentizando nuestras reacciones. Se considera que un conductor normal tarda en reaccionar ante un estímulo (un peligro, por ejemplo) entre 1 y 1,5 segundos. Durante ese tiempo, el conductor no pisa el freno, ni esquiva con la dirección, mientras el coche continúa recorriendo metros (por ejemplo, en un segundo, un vehículo que circule a 60 km/h recorre más de 16 metros y a 80 km/h, más de 22 metros). Pero si el conductor marcha distraído, ese tiempo de reacción aumenta. Por ejemplo, al contestar a una llamada, el tiempo de reacción sube hasta 8 segundos (unos 130 metros a 60 km/h) y hasta 14 segundos por teclear en el navegador (333 metros). Y claro ese aumento de la distancia recorrida antes de comenzar a frenar provocan choques, atropellos o, en el mejor de los casos, sustos importantes. En la web de la revista hay una infografía interactiva muy ilustrativa al respecto.

Más allá del móvil, las nuevas tecnologías han convertido a nuestro vehículo en un coche fantástico que, como reconoce el propio Jesús Monclús (Fundación Mapfre), podrían detraer atención a la conducción y quizás habría que proponer unas pautas de seguridad claras en todas las interfaces persona–máquina. “Reconozco que yo mismo me he perdido alguna vez entre pantallas, menús, opciones…”.

Las conclusiones de Luis Montoro (Fesvial) ante las nuevas tecnologías que nos esperan dan paso a la reflexión. “Si el vehículo le da al conductor demasiada información se produce un grave estrés atencional, con riesgo de accidente”, insiste. “Hay muchas personas que no quieren tanta tecnología embarcada en el vehículo porque les produce también estrés tecnológico. De hecho, muchos conductores, tras comprar el coche desenchufan bastantes sistemas”.

El director del Área de Movilidad del RACC, Cristian Bardají, avisa de lo que está por llegar: “Las ayudas en la conducción o ADAS están diseñadas para hacer más segura la movilidad por carretera, pero las aplicaciones conectadas de los ordenadores de a bordo modernos también pueden suponer una fuente de distracciones. La clave es que su uso sea responsable”.

Pero, ¿llegarán a madirar conductor y nuevas tecnologías? “Ya lo decía Albert Einstein”, recuerda Luis Montoro: “Temo el día en que la tecnología sobrepase nuestra humanidad. El mundo será una generación de idiotas”. Podremos tener carreteras y coches inteligentes, pero de nada servirá si no conseguimos hacer conductores inteligentes, porque en las manos del conductor siempre estará la decisión última que puede evitar o provocar un accidente de tráfico.

Para más información consulta la web de la DGT.

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