“Solidarios por un bien común” descubre este viernes el drama de las personas sin hogar

“Un hogar es más que un techo” afirma Rosalía Portela, presidenta de FACIAM, la red de entidades de la Iglesia que atiende a personas sin hogar a través de los más de 9.000 centros asistenciales repartidos por todo el país. Proyectos en los que participan miles de voluntarios que ofrecen algo más que cuatro paredes, una asistencia digna. Mañana, a partir de las 21.30H, TRECE pone rostro y voz a un drama que afecta a más de 40.000 personas en nuestro país en una nueva entrega de “Solidarios por el bien común”.

Vulneración de derechos, inseguridad, agresiones… A todo ello se enfrentan cada noche muchas personas que se ven obligadas a dormir en las calles de nuestro país. Una situación aún más crítica para las mujeres. Por ello, Cáritas ofrece a través del servicio CEDIA cama, cena y desayuno a mujeres de todas las edades y con todo tipo de historias en su maleta. “Atendemos a españolas sin red de apoyo familiar, a solicitantes de asilo o mujeres que simplemente han perdido su trabajo y ya no pueden costearse el alquiler de una habitación”. Personas como Marta, colombiana, que llegó a España con su marido hace un mes. Ahora él duerme en el centro de la Orden de San Juan de Dios y ella en CEDIA Mujer. Mientras, busca trabajo para poder estar juntos de nuevo. Para Marta y para el resto de las usuarias de este centro de Cáritas, CEDIA se ha convertido en una familia. “Nos dicen que se sienten como en un hogar”, cuenta Raquel voluntaria.

Además del trabajo específico con mujeres, Cáritas tiene en marcha CEDIA 24H, un centro de emergencia abierto para todo el que lo solicite. “Intentamos ser la palanca que les haga salir de esta situación. La media de estancia del mes es de un mes, aproximadamente”, explica Rebeca, coordinadora de CEDIA. Junto a ella, Asell Sánchez, presentador de “Solidarios por un bien común”, conversa con Rosalía, presidenta de FACIAM, red de entidades de la Iglesia que atiende a las personas sin hogar. “Nacimos hace 40 años con el objetivo de hacer visible esta realidad”. Rosalía explica que necesario “transversalidad en las actuaciones porque una persona no acaba en la calle por una única razón”. Esto fue lo que le sucedió a Manuel. “Tenía una empresa que tuve que cerrar por una deuda, y perdí a mi familia. Pasé 3 ó 4 días en la calle y después llegué aquí. A la semana encontré trabajo como comercial”. Manuel, que mantiene su rostro oculto por miedo a perder el empleo, explica que “los valores, la sensibilidad se han perdido. Cuando todo pasó, le dije a Dios: ‘si esto es lo que quieres para mí, lo acepto’, concluye.

Precisamente, aceptar esta nueva realidad es lo más difícil para las personas que hasta el momento habían tenido una vida normalizada. “Requiere un gran esfuerzo mental y psicológico”, asegura Irene, coordinadora de CEDIA 24H, quien resalta que más allá de cobijo, en el centro buscan que los usuarios participen en talleres, compartan experiencias, porque la soledad va asociada normalmente a verse en la calle.

Para aliviar esta soledad, voluntarios de Cáritas Universitaria se reúnen en la Iglesia de las Calatravas, en Madrid, para preparar bocadillos y café caliente que reparten entre las personas que duermen en las calles más céntricas de la capital.

Esta realidad vivida en primera persona es la mejor escuela para que los jóvenes aprenden a valorar lo que tienen. “Te abre los ojos, y te hace ver que a tu alrededor hay personas que necesitan tu tiempo, tu atención”, afirma Luis quien tiene claro que “el amor se propaga”. Ese cariño es lo que Gabi más valora de su encuentro con los voluntarios. Lleva 10 años en España y trabaja como artista ambulante en los alrededores de la Plaza Mayor. Ahora ha conseguido una casa, pero hubo un tiempo en el que tuvo que dormir en la calle. Para ella, como para la mayoría de los protagonistas de este viernes en “Solidarios por un bien común” (mañana, 21.30H), que los voluntarios y trabajadores del centro conversen con ellos y se interesen de verdad por cómo se sienten, les alimenta y calienta más que el café y el bocadillo.