Una funcionaria del SEPE describe la situación "desesperada" de aquellos que aún no han cobrado el ERTE

"Nos sentimos impotentes porque los entendemos perfectamente", ha dicho en TRECE la funcionaria María Fernández

Redacción TRECE

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María Fernández, funcionaria del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), ha intervenido este miércoles en 'El Cascabel' de TRECE para explicar el motivo de que muchas personas estén sufriendo retrasos en el cobro de sus prestaciones por ERTE.

Desde el SEPE protestan contra el Ministerio de Trabajo por el colapso en la tramitación de estos ERTE y por la falta de recursos cuando nos acercamos a cumplir los tres meses sin que miles de personas hayan cobrado.

"Nos hemos visto sobrevenidos", ha narrado Fernández, "la carga de trabajo ha venido de un día para otro, no ha sido como en la crisis del 2008, que fue poco a poco. Las manos que hay ahora mismo trabajando en el SEPE son las que hay. Los refuerzos que han llegado son personas que nunca habían estado trabajando con nosotros, por lo que ahora mismo no son una ayuda. Nuestra plantilla está supermermada", ha explicado la funcionaria.

Fernández también ha denunciado que los funcionarios del SEPE han hecho horas extras, han trabajado "todos los festivos" y que el mes de abril también lo trabajaron entero: "No tuvimos Semana Santa". Aún así, "por mucho que hagamos e intentemos llegar cada día a más y más gente, vemos que llega el día de pago y siguen todavía miles de personas sin cobrar el ERTE". En concreto, en abril el SEPE cifraba el número de personas sin cobrar "entre 350.000 y 400.000".

Además, Fernández ha descrito cómo en ocasiones se han producido situaciones de tensión: "Recibí insultos". "La gente está superdesesperada, no tiene para dar de comer a sus hijos, así que yo entiendo su reacción. La pena de todo esto es que nosotros somos la cara visible de este ministerio y no nos sentimos apoyados por nuestro director general ni por nuestra ministra".

Fernández ha explicado que "la gente se agolpa": "Cada vez que salgo de la oficina me tengo que salir corriendo para irme a mi casa. Si la gente [los funcionarios] sale a desayunar, nos increpan. Yo como madre, si tuviera que darles de comer a mis hijos, iría donde fuera a aporrear las puertas que fueran. Nos sentimos impotentes porque los entendemos perfectamente".

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