Antonio Jiménez: "Asistimos a un debate manipulado, partidista y electoralista sobre la eutanasia"
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Al calor de un caso concreto y dramático como el del suicidio asistido de María José Carrasco estamos asistiendo a un debate manipulado, partidista y electoralista sobre la eutanasia aprovechando la cercanía de los comicios generales. La utilización sensacionalista que algunos medios están haciendo de este caso roza lo pornográfico. El uso y abuso apologético de la cultura de la muerte que esos medios hacen de este dramático y terrible caso concreto no puede servir para justificar el suicidio asistido mediante una ley de eutanasia activa. El momento para hacer público y publicitar ad nauseam el caso terrible y triste de María José Carrasco y Ángel Hernández no ha sido casual como tampoco lo es en este contexto, el uso electoralista e ideológico que Sánchez ha hecho para arremeter contra PP y Ciudadanos y justificar la necesidad de una ley de eutanasia.
Si alguien muy desesperado y deseoso de morir se subiera a una cornisa del Congreso para suicidarse, decía en un debate sobre la eutanasia la diputada popular Pilar Cortés para subrayar el error de legalizarla, seguro que los diputados no le animarían a arrojarse al vacío para ejercer su supuesto derecho a morir y buscarían mas bien ayuda para tratar de salvar su vida.
Frente a quienes como Sánchez apoyan una ley de eutanasia valiéndose quizás de una opinión publica impactada por casos como el de María José Carrasco y desinformada por que ignora los medios y posibilidades que existen para evitar el sufrimiento al paciente o porque desconoce las presiones que el suicidio asistido ejerce sobre la persona anciana o enferma que siente que se ha convertido en una carga para los suyos, debe priorizarse una ley de cuidados paliativos y de acompañamiento de esos pacientes hasta el final de sus días, evitando siempre el encarnizamiento terapéutico.
De hecho en España ya existe el testamento vital para evitar precisamente ese ensañamiento. El derecho a esos cuidados paliativos sí es una necesidad real y compartida. Lo otro no deja de ser una imposición ideológica que degenera en económica desde el momento, como se ha demostrado en países donde la eutanasia activa es legal, que resulta infinitamente más barato darle una pastilla al paciente para provocar su muerte que acompañarle dignamente en una unidad de cuidados paliativos hasta el final natural de sus días, como esta mañana ha relatado Adolfo Suárez Yllana en los micrófonos de COPE a Carlos Herrera tras descalificar el debate sobre la eutanasia por electoralista.