La noticia de Jiménez: “La reacción de la Gürtel fue infinita, y con los ERE parece que no ha pasado nada”
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Ya conocen ustedes esta sentencia de los ERE, ese caso de latrocinio monumental que se vivió en Andalucía durante décadas. Que va a llevar a la cárcel a un expresidente de la Junta de Andalucía, dos expresidentes y exdirigentes máximos del Partido Socialista, exconsejeros…
En total, 680 millones de euros malversados, que tenían que haber ido a formar a parados y, fundamentalmente, a ayudarles. Y que acabaron en los bolsillos de muchas de esas personas, que, definitivamente, sirvieron para que ese voto cautivo del Partido Socialista en Andalucía alimentara lo que en su día se llamó el régimen del PSOE andaluz.
680 millones defraudados. 19 condenados, nada más y nada menos. 68 años de cárcel, entre el caso de Griñán, expresidente y exconsejero de Economía, y otros exconsejeros y exdirectores generales. Y 254 años de inhabilitación. Ese es el resumen de una condena que marca, probablemente, el mayor caso de corrupción de España. Por el montante del dinero malversado.
Pero fíjense ustedes en las reacciones. Sorprendentes. Sánchez no ha dicho nada. En su día, dijo que ambos expresidentes de la Junta de Andalucía eran honestos. Y estaba convencido de su inocencia. Hoy la justicia le ha dicho que no, que de eso nada de nada: todo lo contrario.
Ábalos, el hombre fuerte del Partido Socialista y ministro de Fomento, ha ido más lejos. Ha dicho que este no es un caso del PSOE (como si el PSOE no tuviera nada que ver con esto: pasaba por allí), sino de antiguos responsables públicos de la Junta de Andalucía. Creo que hay cierto desahogo (por no decir otra cosa) en el señor Ábalos.
Más preocupante es lo que ha dicho el señor Iglesias. O no ha dicho, mejor dicho. En su día, pidió la moción de censura precisamente contra Rajoy tras conocerse la sentencia del caso Gürtel. Porque no se podía tener en España un Gobierno o un partido condenado por corrupción.
Ahora se ha dedicado a filosofar y a culpar al bipartidismo de la corrupción. Esa corrupción que ya está siendo superada. Claro, como uno va a entrar ya en el Gobierno, está a un paso de entrar en él, la corrupción ya no importa, en definitiva. En fin, sorprendente.
Albert Rivera, por cierto, ha recordado a Sánchez que en su día le exigió y le pidió que dijera si estaba decidido a dimitir si había condena en el caso de los ERE. Y este nunca respondió: la respuesta fue nula. Silencio administrativo, como se dice irónicamente.
Lo más sorprendente de este asunto, que sin duda marca la agenda política del día, es cómo los casos se ventilan y abordan, desde el punto de vista informativo y político, de forma bastante diferente. Con lo que se ha dado en llamar siempre la vara de medir distinta. O la ley del embudo: la parte ancha para unos y la estrecha para otros.
Pues eso es lo que está pasando. Si comparas las reacciones que suscitó lo de la Gürtel (que, por cierto, está en revisión por parte del Supremo) en cuanto a la parte que afectó fundamentalmente a Rajoy y que llevó a plantear la moción de censura a Sánchez para echarlo con la ayuda de Podemos y de los separatistas… Si comparas todo eso con lo del caso ERE (estamos hablando de un montante de 680 millones de euros malversados, dilapidados), pues no tiene nada que ver.
La reacción ayer de la Gürtel fue infinita, y provocó una moción de censura. Y aquí parece que no ha pasado nada: hay un interés en taparlo absolutamente y mirar para otro lado. La corrupción se está superando, dice Iglesias. Ustedes mismos.