Mons. Luis Argüello, en TRECE: "Es importante que la política se regenere desde la razón ante tanta emoción"

'El Cascabel' ha entrevistado al secretario general de la Conferencia Episcopal Española con motivo del II Congreso Iglesia y Sociedad democrática: el mundo que viene

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Mons. Luis Argüello, secretario general de la Conferencia Episcopal Española, ha participado esta misma tarde en una mesa de diálogo con Margarita Robles, ministra de Defensa, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, el diputado de Vox, Francisco Jose Contreras y la eurodiputada de Podemos, María Eugenia Rodríguez Palop. En el contexto del II Congreso Iglesia y Sociedad democrática: el mundo que viene, Antonio Jiménez le ha entrevistado en 'El Cascabel' de TRECE.

¿A qué conclusiones ha llegado sobre “hacia donde camina la política”, título de la mesa de debate, tras escuchar a los políticos?

"Hay que hacer un esfuerzo para remontarnos de las cuestiones cotidianas, aunque ciertamente no importan, acabamos de ver la terrible noticia de la guerra. Con este congreso, hemos querido hacer un ejercicio por tener una mirada hacia delante, en mitad de la incertidumbre, el mundo que viene. Hemos querido ofrecer una palabra de esperanza desde la realidad que vivimos. Es importante que la política se regenere desde la razón ante tanta emoción, y fundamentar una propuesta ética para no reducirlo solo al positivismo. Hemos querido propiciar un diálogo, encuentro, es muy importante que, aunque los partidos tengan posiciones diferente, reconozcan los encuentros para descubrir lo común en el servicio a todas las personas".

Aprovechando el título del segundo congreso Iglesia y Sociedad Democrática, el mundo que Viene, ¿hacia qué mundo vamos cuando aún no hemos dejado definitivamente la pandemia y estamos inmersos en una situación global de incertidumbre e inquietud por una nueva guerra en Europa?

"El Concilio Vaticano II en la Constitución precisamente de la Iglesia en el mundo, el número cinco pareciera hecho para esta mañana, porque habla del momento que vivimos de revolución global, un cambio de época, que pide nuevos análisis y síntesis. Además de la pandemia, hemos visto que esta guerra da un golpe sobre la mesa a la globalización. Pone en cuestión la deslocalización, la manera de recurrir a fuentes energéticas, cómo organizar la seguridad común, las fronteras asentadas desde la caída del Muro de Berlín, la relación de Europa, Rusia, EE.UU., el ejercicio de la fuerza para imponer los motivos".

"Y estando en esto viene esta nueva situación que hace más importante que pensamos en el mundo que viene que precisa encontrar puntos de apoyo. Estamos entrando en una crisis que no hemos conocido en las consecuencias que va a tener de carácter económico y social. La democracia y política no puede ser solo representativa, tiene que ser participativa. Si lográsemos transformar la emoción de estos días en un ejercicio virtuoso de comprometernos en una participación activa por el bien común, seguramente las incertidumbres que tenemos nos harían poder fundamentar mejor la esperanza ante el mundo que viene".

"El punto fundante de la esperanza para un creyente es saber que la historia está sostenida por quien la ha creado. Desde ahí, la esperanza surge de lo que reconocemos en la realidad, desde la generosidad, el deseo de estar dispuesto a hacer sacrificios, los avances, podemos encontrar puntos de esperanza para caminar hacia delante. La Iglesia Católica vive el itinerario sinodal, una invitación a caminar todos juntos. La esperanza tiene mucho que ver con reconocernos de la misma carne, habitantes en la misma tierra, caminantes en la misma historia y creados por un mismo Padre común. Lo que el Papa Francisco llama cultivar la fraternidad y la amistad común, de ahí este encuentro de Iglesia y sociedad democrática".

Ciertamente, es complicado hablar de diálogo y esperanza cuando aún no hemos salido de la pandemia y nos encontramos con la invasión rusa en Ucrania que está causando destrucción y muerte. ¿Cómo analiza la Iglesia este conflicto bélico?

"Orando, hace falta un ejercicio de los creyentes de toda la tierra de una oración común para pedirle al buen Dios que remueva los corazones, pero también con una palabra que diga sí a la paz que es fruto de la verdad, la justicia, ver la causa de los problemas, y diga no a la solución a través de la fuerza bruta. Los argumentos de los medios rusos recogerán aspectos de los vivimos en los últimos años en Ucrania en el que Rusia tuviera elementos para poner encima de la mesa como el cumplimiento de los Acuerdos de Minsk, las fronteras como se aceptaron con la caída del muro… Pero eso está perdido porque la fuerza bruta nunca puede ser un instrumento para imponer las propias razones por valiosas que pudieran ser. Y cómo no, también con acoger como buena noticia la movilización extraordinaria de compasión y solidaridad que vemos en nuestra sociedad. Es algo valioso, si hacemos que no sea la emoción de unos días sino el comienzo de un ejercicio virtuoso de participar en la vida social que no basta en las democracias con depositar el voto un día y decir hasta dentro de cuatro años. No, hace falta democracia participativa".

¿Cómo ayuda la Iglesia desde España a las víctimas de esta guerra, los ciudadanos que la sufren dentro y quienes han tenido que dejar su país?

"La movilización es grande, Cáritas está haciendo llegar su ayuda a las fronteras, a las personas que están siendo acogidos en los países vecinos, se está haciendo una red de familias y personas dispuestas a acoger y al acompañamiento, van a necesitarlo, hay niños que tendrán que incorporarse al sistema escolar, aprender la lengua. Muchas comunidades cristianas, parroquias, colectas, Ayuda a la Iglesia Necesitada se dirige a las comunidades cristianas de Ucrania, y eso unido a gente que de buena voluntad sin formar parte de la Iglesia están queriendo movilizarse"

En el contexto actual, ¿qué aporta la Iglesia al diálogo con la sociedad civil en los ámbitos principales que la configuran como la política, la economía, la educación y la cultura que han formado parte del debate en este Congreso?

"La Iglesia puede ofrecer una iluminación, la doctrina social de la Iglesia, un coloquio entre el Evangelio y la realidad en cada momento histórico que vivimos. Una sola doctrina no basta sin un pueblo que la viva. Una sociedad tan desvinculada como la nuestra, la Iglesia quiere ofrecer tejido social, que surja desde su seno la vivencia de una vocación laical cuya identidad es la caridad política que no se agota en la participación en las instituciones habituales, participación activa por el bien común en la realización de nuestras profesiones y relaciones vecinales, la capacidad de asociarnos para ayudar a otros. Ahí la Iglesia ofrece una perspectiva católica. Cerrar en la propia nación no basta, hace falta perspectiva global. Al mismo tiempo vemos qué pasa en la frontera sur, miles de personas que desde África quieren llegar a Europa, considerado como una especie de paraíso".

¿Cómo debe ser a presencia de la Iglesia en la situación actual cambiante?

"Tiene que ser una presencia humilde, pero decidida, sabiendo que vivimos en una sociedad plural, unas personas son miembros de la Iglesia, otros no, y desde esta propuesta que los creyentes ofrezcan una amistad cívica, el don de la fuente de la fraternidad y trabajen desde la vocación en que hemos sido llamados".

Hoy en el Congreso de los Diputados se ha dado luz verde a la propuesta del PSOE de crear una comisión de investigación sobre los abusos en la Iglesia liderada por el Defensor del Pueblo ¿Qué valoración hace de esto?

"Es importante poner delante de quienes nos ven que la Iglesia lleva años trabajando en esta línea desde la denuncia de las situaciones conocidas ahora en colaboración con las autoridades judiciales. Desde la puesta en marcha de oficinas en diócesis y congregaciones religiosas para acoger asuntos incluso del pasado, decimos que los delitos prescriben, pero los pecados no y las heridas de las víctimas no prescriben. Nuestro horizonte es la acogida y reparación de las víctimas, por eso llevamos un tiempo trabajando y hemos querido que una auditoría independiente diga cómo estamos haciéndolo, que resplandezca la verdad, para quitar de nuestras comunidades las personas indignas y ayudarlas, mirar hacia delante en la formación y prevención y también porque queremos evitar unas víctimas secundarias, es una sospecha generalizada que puede producirse sobre miles de personas que tienen relación cotidiana con jóvenes y niños y que entregan su vida con toda dignidad".

"Nos extraña que una comisión de investigación hecha por las autoridades públicas se limite solo a un sector de la sociedad, y desde la legalidad vigente y respetando el ordenamiento jurídico estamos dispuestos a colaborar y compartir todo esto. Es el espíritu que la Iglesia siempre mantiene de una leal colaboración con las autoridades públicas desde el respeto al estado de derecho y la legalidad vigente. Es una pena que pueda hacerse juego de los intercambios políticos lo que significa algo tan grave como la situación de unas víctimas. Cualquier persona de buena voluntad empezando por muchas familias que tienen a víctimas en su seno, ver que esto forma parte de un juego político no creo que les parezca muy correcto".

Herrera en COPE

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