¿Hemos sido ingenuos al dejar la seguridad en manos de Estados Unidos?: "Los europeos confiábamos en que se compartían unos valores"
Belén Becerril, profesora de Derecho de la Unión Europea en la Universidad CEU San Pablo, advierte que la idea del Estado de derecho "está en juego" y recuerda qué líneas rojas no hay que cruzar para mantenerlo
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Belén Becerril, profesora de Derecho de la Unión Europea en la Universidad CEU San Pablo, aclara si Europa ha sido ingenua al delegar la seguridad a Estados Unidos: "Es probable que los europeos podíamos haber dedicado más esfuerzo al ámbito de la seguridad y la defensa, es verdad que los Estados Unidos lo han hecho durante mucho tiempo, pero hasta ahora los europeos confiábamos en que este mundo occidental compartía unos valores que tienen que ver con la democracia liberal y que ahí había un capital precioso de confianza mutua y, al final, el equilibrio que mantenemos con los Estados Unidos no era solo un equilibrio comercial, tenía una dimensión política muy importante, una dimensión de seguridad y de defensa, y todo esto me temo que es lo que se ha roto”.
El Estado de derecho, en juego
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Eduardo Serra, exministro de Defensa explica cómo el papel de Estados Unidos, durante esos 100 años, ha sido el de “el policía del mundo” y explica que “para ser policía del mundo, para controlar, aparte de una enorme capacidad, tienes que tener el control estrechos, -Bering, Panamá, Gibraltar, Suecia y Malaca-, eso exige tener por lo menos dos grupos de combate, querría decir dos por cinco o diez, pues si no me equivoco Estados Unidos tiene doce o algo así. China va por el tercero. Luego, Estados Unidos ha sido el policía del mundo, es el policía del mundo porque es el único que lo puede ser”. Serra considera que el dilema se encuentra en conocer cuál será el futuro papel mundial de Estados Unidos: “Si usted quiere hacer América otra vez grande y se enfrenta a todo el mundo… Porque tiene el enfrentamiento con China, el enfrentamiento con Rusia, pero es que si usted se va a enfrentar con Europa, con Dinamarca, por Groenlandia, con América del Sur o América del Centro, por Panamá, oiga, ¿usted cree que solo le va a ir mejor que organizando un poco el cotarro mundial? Yo discrepo de esa idea. Y espero que, en Estados Unidos, si no se convence el nuevo presidente, le convencerán de que le sigue interesando más ser el policía que ser el enemigo número uno del planeta”.
“Espero que Eduardo Serra esté en lo cierto y que, efectivamente, las instituciones norteamericanas sean capaces de parar el embate a la idea del Estado de derecho, que es lo que está en juego", advierte Belén Becerril. "Y esto del Estado de derecho es una cosa que a veces nos suena compleja o que los ciudadanos pueden decir, no comprendo. Cualquiera comprende qué es la democracia, qué son los derechos fundamentales, la seguridad jurídica. El Estado de derecho tiene que ver con la seguridad jurídica, tiene que ver con el respeto a la ley, con que los gobiernos están sujetos a la ley, que el hecho de que hayan sido elegidos democráticamente no los libera de la necesidad del cumplimiento de la ley y, también, la independencia del Poder Judicial”.
"Son malos tiempos para el Estado de derecho"
El respeto a la ley es lo que el presidente Trump ha puesto en duda una y otra vez. "Entonces, esos principios de la democracia liberal parece que están en juego. Confiemos en que las instituciones respondan y obliguen al gobierno de los Estados Unidos a cumplir la ley, a respetar las decisiones de los tribunales, pero es verdad que son malos tiempos para el Estado de derecho y que yo creo que es una responsabilidad que tenemos todos los europeos. Y que hay una amenaza que tiene una dimensión nacional, en España también tenemos que tener presente ese cierto deterioro del Estado de derecho. Aquí también hemos hablado mucho sobre el respeto a la independencia de los tribunales, respeto a la ley por parte de las administraciones públicas, o sea que aquí nadie está libre totalmente de esta amenaza, aunque hay grados. Y después también el Estado de derecho en su dimensión internacional, las reglas del juego, que también el presidente Trump desprecia, los organismos internacionales y después el principio de integridad territorial, el respeto a la soberanía de los Estados”.