Ana Samboal: "No podemos quedarnos de brazos cruzados con esa dependencia de Marruecos"

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La política que ha empelado el Gobierno de España para responder a la clarísima agresión de Marruecos ha sido la del palo y la zanahoria. Muy duro Pedro Sánchez en sus declaraciones, incluida esa visita a Ceuta, que a Rabat tanto le molesta, porque no le gusta y suele contestar con contundencia de autoridades españolas en las ciudades autónomas, Ceuta y Melilla. Ese es el palo.

La zanahoria, la de los 30 millones de euros en el Consejo de Ministros. Que estaban aprobados pero que se podían haber pagado hoy, mañana o dentro de un par de semanas. Esta claro que hemos puesto la seguridad en manos de un vecino que juega a su antojo con las fronteras, en un vecino sin moral, ética ni escrúpulos que moviliza a buena parte de su población más joven para lanzarlos al mar en una travesía incierta que, no olvidemos, ha costado la vida a una persona.

A corto plazo, en Moncloa no tenían otra opción que hacer ese doble juego. A medio y largo plazo, habrá que ver qué hacer para no depender de esa forma extrema de terceras personas sin escrúpulos como dependemos en estos momentos.

España no puede estar en manos de un Gobierno como el marroquí que, abiertamente, sin ir más lejos, el pasado mes de diciembre, dijo, lo primero, acabar de cerrar lo del Sáhara que ya tienen el visto bueno de la Casa Blanca y de Joe Biden. Después mirarán Ceuta y Melilla, y a medio plazo Canarias.

No ocultan sus aspiraciones y no podemos quedarnos de brazos cruzados con esa dependencia de Marruecos si no queremos tener disgustos más serios en el futuro.