Antonio Pelayo: "Todo el mundo que escuchaba a San Juan Pablo II se quedaba marcado de por vida"

El periodista y sacerdote Antonio Pelayo repasa en 'TRECE al día' la figura de San Juan Pablo II, con el que compartió más de 70 viajes

Redacción TRECE

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Este lunes, se celebra el Centenario de San Juan Pablo II. Su figura y personalidad ha marcado a muchos y en "TRECE al día" hablamos con alguien que le conoció muy de cerca. Se trata del periodista y sacerdote Antonio Pelayo, que llegó a concelebrar en tres ocasiones la Misa con el Pontífice de quien destaca que "era un persona entrañable en todos sus momentos". Pelayo cuenta en TRECE "cuando cumplí 25 años de Ordenación Sacerdotal, pedí concelebrar Misa con él, y se me concedió. Al concluir la Misa, cuando nos estábamos desvistiendo, cogió la estola con la que él había celebrado la Eucaristía, y me la puso diciéndome "para que tenga usted un recuerdo de este día. Para mí es una reliquia que guardo con un cariño excepcional".

Pelayo explica que conoció a Wojtyla siete años antes de que fuera Papa en Cracovia. "Vi que era un personaje que sabía hablar a la gente, y eso luego lo he visto en África, en España. Recuerdo su discurso a los jóvenes en el Estadio Bernabeu en el año 1982 en el primer viaje que hizo a España. Sabía como hablar a la gente que se dirigía, era un actor excepcional, conocía la entonación, el gesto para llenar a la gente que le escuchaba. Me acuerdo también de otro discurso en Polonia en el año 81 cuando estaba todavía vigente la Ley Marcial. Al final de la Misa que celebró hizo unos gestos tan elocuentes que le dije a un compañero "si en estos momentos nos dice que ahora nos vayamos a Moscú, la gente va a ir detrás de él".

"Quienes le escuchaban sabían que él decía lo que creía y lo que pensaba y lo valoraban", destaca Antonio Pelayo. Sobre, con qué elemento de su Pontificado se queda, Pelayo señala, "han pasado sólo 15 años de su Pontificado, que en la historia de la Iglesia es muy poco tiempo para hacer un balance. Pero, el Papa Karol Wojtyla fue un evangelizador absoluto. Lo que le preocupaba era predicar por donde iba y hacerlo con una gran autoridad, porque tenía una gran capacidad de persuasión que provocaba que muchas personas que le oían quedaban tocadas para el resto de sus vidas. Una de las grandes inspiraciones del Papa Francisco es el Papa San Juan Pablo II; hay una continuidad entre ambos, no es casualidad que fuera Francisco quien le canonizara junto a Juan XXIII", explica Antonio Pelayo.

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