José Luis Pérez: "Dialogar con Cataluña no es humillante, pero no supone inventar la pólvora"

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Pues ya está, ya hemos visto todo lo que va dar de sí esa mesa de diálogo entre gobiernos, tal y como la llama el Ejecutivo de Pedro Sánchez. Les hemos visto pasear muy sonrientes, aunque en la legación de la Generalitat Cataluña hubiera hasta condenados e imputados, y les hemos visto sentarse en una mesa en la que no cabe ni un alfiler.

Es verdad que sentarse para hablar no está mal, a mí no me parece humillante, y seguramente tampoco a buena parte de los votantes del Partido Popular. Pero que no nos vendan motos que no funcionan: tampoco esto supone empezar de cero ni inventar la pólvora.

El diálogo se ha intentado desde hace mucho tiempo. Imágenes similares a las de hoy se veían con el Ejecutivo de Mariano Rajoy, por ejemplo, como cuando una sonriente Soraya Sáenz de Santamaría abrazaba a Oriol Junqueras.

El camino de aquello ya vimos cuál fue; el de ahora, ya veremos. Esperamos que haya mucha más suerte y que pueda resolverse un conflicto inventado por una de las partes.

Pero hay una diferencia muy notable entre lo de entonces y lo de ahora. El Gobierno de Rajoy no dependía de quienes tiene enfrente para sobrevivir políticamente. El de Pedro Sánchez, sí, y eso lo cambia todo.

El Gobierno avisa a Torra de que no se podrán materializar acuerdos sin presupuestos

El Gobierno y la Generalitat han arrancado este miércoles su mesa de diálogo con la idea de seguir hablando periódicamente y trabajar en la búsqueda de acuerdos, aunque el Ejecutivo ha insistido en que muchos de esos avances solo se podrán materializar si hay presupuestos que los hagan posibles.

Casi tres horas ha durado la reunión constitutiva de la mesa de diálogo sobre Cataluña -el órgano al que se comprometieron los socialistas con ERC-, que ha estado encabezada por los presidentes del Gobierno, Pedro Sánchez, y de la Generalitat, Quim Torra.

Y mientras Torra ha puesto sobre la mesa sus dos principales reivindicaciones, autodeterminación y amnistía, y ha dicho no haber encontrado respuesta del Gobierno, la portavoz del Ejecutivo, María Jesús Montero, ha replicado al president asegurando que Pedro Sánchez le ha dejado muy claro desde el principio que el Gobierno "no comparte ni la autodeterminación ni esos extremos".

Salir de las posiciones "maximalistas". Esa es la fórmula que según Montero hay que buscar a partir de ahora para intentar acercar a las dos partes en aquello que les une y tener "perseverancia" buscando puntos de encuentro.

También ha hablado la ministra de buscar "fórmulas imaginativas" para llegar al encuentro. Fuentes del Gobierno hablaban después de dejar a un lado "etiquetas ya consumidas" como hablar de mejoras en el autogobierno.

Para Montero ya es un éxito la propia continuidad de este diálogo, porque según ha recalcado va a permitir "seguir desbrozando y avanzar" en aquellas cuestiones que "permitan construir puentes".

Y aunque ambas partes han subrayado el buen tono de este encuentro o la "franqueza" con la que según Montero todos han podido hablar, sin posiciones "impostadas", han coincidido en que sus diagnósticos siguen siendo muy distintos y sus posturas muy alejadas.

Han mostrado, además, otra clara diferencia sobre la forma en que abordan este diálogo: Mientras Torra ha defendido aislar la mesa de elementos como la negociación presupuestaria o las elecciones, el Montero ha insistido en que muchos de los acuerdos que puedan alcanzarse necesitan de unos presupuestos para acabar siendo una realidad.

La ministra portavoz ha asegurado que sólo se ha hablado de los presupuestos precisamente para recordar a la Generalitat que se necesitan para acometer algunos compromisos, mientras que ha subrayado que no se ha tratado en la reunión la importante votación de mañana en el Congreso, la del techo de gasto, para la que el Gobierno necesita al menos el voto de Esquerra.

Montero ha admitido, en cualquier caso, que confía que el techo salga adelante en el pleno de mañana.