José Luis Pérez: "Las promesas de Sánchez están tan vacías que ni siquiera se toma la molestia de disimular"

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A ver, si lo que está escrito en los programas electorales es como lo que dicen en las películas de abogados: “Le voy a hacer una oferta que no podrá rechazar”. El problema de los programas electorales no es lo que está escrito. El verdadero peligro de los programas electorales es, precisamente, lo que “no” está escrito. Especialmente en lo que se refiere a las medidas económicas. Total, el papel lo aguanta todo.

¿Quién le va a decir que no, así de entrada, a lo que ha prometido hoy Pedro Sánchez?: el niño a la universidad gratis (¡Qué más de que apruebe o no!). Será por dinero. Quién le va a decir que no a que el niño vaya al dentista a cuenta de todos. Con lo que cuestan los empastes; con lo caros que son los brackets. Nada paga Pedro. Que estamos en campaña. Que se note.

Que Pedro Sánchez pongas cosas como esas en un papel, que le pinte un corazón y diga “votame” (bueno, no, que eso todavía no puede) pero todo eso de las promesas entra dentro de lo normal en una campaña electoral. La trampa, que la tiene, no está ahí. La trampa esta en que son promesas tan vacías, como que ni siquiera se toma la molestia de disimilar. Literalmente vacías.

Porque si fueran promesas escritas con la intención de ser cumplidas, incluirían lo que no esta en los escritos de Pedro Sánchez: cuanto cuesta, de dónde sale el dinero y que se deja de pagar para financiar los dientes del niño o al niño que parasita la universidad hasta los 30 sin dar un palo al agua. La excusa de que eso lo pagaran los ricos con mas impuestos no cuela.

No cuela porque desgraciadamente no tenemos tantos ricos. Ni siquiera aunque hagamos como Pablo Iglesias que consideraba ricos a quienes tienen ingresos de 50.000 euros (con ese baremo, el es millonario). No busquen los detalles en el corazón de Sánchez. En el corazón de tiza que pinta en la pared, que es lo que ha presentado hoy.