José Luis Pérez: "Levantemos juntos Notre Dame"

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Es una pena, pero la realidad es que, conforme se iba venciendo a las llamas en Notre Dame, a algunos se les iba apagando el entusiasmo por volver a levantar esta inmensa obra de arte que parcialmente se ha destruido.

También es verdad que (como de todo hay en la viña del señor) también los hubo que, incluso mientras el mundo entero lloraba por ver cómo las llamas estaban devorando la catedral de París, hacían supuestos chistes con los templos que, a su juicio, deberían arder en lugar de Notre Dame. Son casos, es verdad que contados, de personas que tienen por cerebro lo que normalmente el cuerpo expulsa de manera natural como excrecencias.

Porque hacer comentarios de ese tipo no es cuestión de creencias; ni siquiera de falta de respeto, basta con tener solo una pizca de sensibilidad para evitarlos. Pero, al margen de esos casos extremos, ya los hay que, aun con esa joya del gótico todavía humeante tratan de empezar a incluir una cuña en el sentir general que no es otro (no es otro) que el de “vamos a volver a levantar Notre Dame”.

Esa cuña que ya algunos tratan de incluir son mensajes del tipo: “¿Merece la pena volver a construir Notre Dame?” “¿Es necesario que la reconstrucción respete el modelo original”? “¿y si hay un París sin Notre Dame?”