A pesar del escándalo, por mucho que a todos nos parezca increíble lo de infancia libre (cuatro mujeres de esa asociación detenidas, 4 niños robados durante años a sus padres) a pesar de que todos, todos, nos llevamos las manos a la cabeza con el caso, ¿cuál es la realidad? Pues la realidad, de momento, es que infancia libre ni se ha disuelto ni tampoco ningún juzgado ha ordenado su suspensión. ¿Chocante?
Pues en realidad es solo una más de las decisiones que no se han tomado y que han acabado perjudicando (al menos, al menos) a 4 niños. Que tiene pinta de que pueden ser muchos más. Vamos a hacer una pequeña, pero muy gráfica, cronología del caso.
Año 2014. Una psicóloga forense del Tribunal superior de Justicia de la Comunidad de Madrid emite un informe sobre Maria Sevilla, la presidenta de la asociación y primera detenida. conclusión del informe forense: “Supone un grave riesgo para su propio hijo” ¿y qué pasó? Nada.
Mejor dicho, 2 años después María Sevilla acude al Congreso, invitada por Podemos, como modelo de atención a los niños. Entretanto, en los juzgados se suceden denuncias por presuntos malos tratos de los padres a sus propios hijos. Todas esas denuncias tienen varios nexos comunes: se demuestra que son denuncias falsas. Están sostenidas por una misma abogada.
El informe de las denuncias falsas va siempre firmado por el mismo psiquiatra y, sí, en todos los casos está detrás infancia libre. ¿Se cruzó algún dato, se amonestó a esos profesionales por sostener varias denuncias falsas que se hizo, que paso?Nada.
Durante ese largo periodo de tiempo (más de un lustro ha estado alguno de esos niños sin poder ver a sus padres, dos de ellos incluso aislados, sin escolarizar) durante ese tiempo en los juzgados se interpusieron centenares de denuncias por incumplimiento del régimen de visitas. En todos los casos, más de 300 resoluciones judiciales, los tribunales dan la razón a los padres y afean la conducta a las madres ¿con qué resultado, qué paso, qué se hizo? Efectivamente. Nada.
Escandalizarse, llevarse las manos a la cabeza, preguntarse cómo es posible que esto ocurra no va a evitar que otros niños sufran la misma injusticia si, como hasta ahora, no se hace nada.