TRECE muestra cómo viven los misioneros la crisis de coronavirus

'Lo que más preocupa es la crisis económica: Se vive al día, si se gana dinero, comen' afirma una familia misionera en Costa Rica

Redacción TRECE

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En "TRECE te acompaña", ofrecemos un especial Misioneros por el Mundo Covid-19. Hablamos con una familia misionera que reside en Costa Rica sobre cómo están ellos llevando la pandemia. "Con el cuerpo en Costa Rica y el corazón en España con la familia. Aquí afortunadamente sólo hay dos casos confirmados, en toda Costa Rica seiscientos sesenta. Pero sí, llevamos un mes en casa, aunque la cuarentena es voluntaria, pero todo el mundo te dice que te quedes en casa."

Pero cómo se vive el confinamiento con 8 hijos. "Los chicos se portan bien, todos colaboran. Tienen turnos para utilizar el portátil, tenemos cuatro, con eso, gracias a Dios podemos trabajar y estudiar". Sobre cómo está afectando la pandemia al país, afirma que la preocupación principal es la crisis económica, "la gente vive al día, salen a trabajar por la mañana y si consiguen dinero, compran comida y comen. Lo que más se ha visto afectado es el sector turístico. Todos los hoteles y restaurantes están cerrados. Muchas personas que venden artesanía o comida en la calle, no están trabajando y no están comiendo".

En relación a su labor de evangelización, señala que no se está haciendo, porque no pueden salir a la calle. "Mucha gente a la que visitamos es personal de riesgo, e ir a sus casas sería irresponsable". Además, explican que para llevar mejor el confinamiento, están enseñando a bailar a sus hijos sevillanas, han hecho un campeonato de cartas, "hemos podido celebrar la Semana Santa en la casa, y ha sido muy bonito. Detrás de esto está Dios y también hay algo muy bonito, que es estar juntos, hablar, conocerse mejor. Por eso, la importancia de la fe, de descubrir que dentro de casa se puede tener la Iglesia". Nuestra segunda historia nos lleva a Socorro López, misionera del Camino Neocatecumenal en Costa Rica. Socorro señala que "en enero, se quemó la casa y si no llega a ser por los vecinos, no nos enteramos. Nos han acogido en su casa. La pandemia ha sido un parón que nos ha permitido hablar y expresar nuestros sentimientos. No podemos hacer nuestro servicio en las cárceles, pero les escribimos cartas y así se sienten acompañados”