Cabrera, la prisión natural de 10.000 soldados franceses derrotados en la Guerra de la Independencia

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Tras varios días de complicada travesía, los soldados derrotados divisaron en el horizonte Mallorca. Su intención fue desembarcar allí. Pero las protestas de la población, que no quería ver a los franceses ni en pintura, obligaron a desembarcarlos en la Isla de Cabrera, un lugar de apenas dieciséis kilómetros cuadrados y sin apenas vida. Algunos historiadores, incluso, lo han denominado el primer campo de concentración de la historia. En ese momento, los soldados franceses empezaron a descubrir que, a veces, lo peor de una guerra no se vive en el campo de batalla.

Se calcula que casi 5.000 soldados franceses llegaron a Cabrera, aunque al final fueron 11.381 soldados los que pasaron en algún momento por ella. Todos ellos confiaron en que pronto Napoleón maniobraría para devolverlos a Francia. Pero permanecieron allí durante años.

Cada semana llegaba un barco desde Mallorca con comida, pero no era suficiente. La supervivencia se convirtió en un reto diario. Se vivieron en la isla escenas terribles de agresiones físicas, torturas, hambruna, desesperados intentos de fuga, locura y hasta canibalismo. El caos se apoderó de la isla y las enfermedades producto de las deplorables condiciones de vida comenzaron a adueñarse de sus cuerpos.

“La humanidad clama, se horroriza. Estremece al corazón más duro ver abandonados tres mil o más hombres en una isla desierta e inhabitada, a la intemperie, a la desnudez y hasta al hambre. Si ellos fueron crueles enemigos con las armas, no debemos usar la represalia a sangre fría con el tormento más atroz”, decía el diario de Palma en una de sus publicaciones en 1813. Tan solo entre 3.000 y 4.000 consiguieron sobrevivir echando mano a las lagartijas, insectos y cualquier cosa que pudieran llevarse a la boca.

El 17 de abril de 1814 terminaba por fin la Guerra de Independencia española con la derrota de Napoleón y, un mes más tarde, los prisioneros franceses de Cabrera quedaron en libertad. Todos ellos estaban enfermos y escuálidos. El resto estaban muertos.