El abrazo de Pearl Jam

Los de Seattle dejan en éxtasis al público del Mad Cool

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Como el título de aquella película cuya banda sonora fue compuesta e interpretada por el mismo Eddie Vedder, cada concierto de Pearl Jam supone un viaje ‘Hacia rutas salvajes’.

No solo porque el ahora sexteto varíe a conciencia de una actuación a otra -su repertorio de Barcelona solo coincide con el de la capital en una quinta parte - y todo indica que hará lo propio mañana en Lisboa.

Asistir a un concierto de esta leyenda viva del ‘grunge’ supone recrearse con una banda que se deja la piel en cada instante de los 125 minutos que brindaron -con vino incluido- anoche en Madrid.

Pero sin estridencias ni posturas impostadas, sino partiendo de la naturalidad y pureza que confiere la expresión de sentimientos descarnados; sin chupas de quita y pon.

Así arrancaban la esperada actuación en el Mad Cool once años después de su última parada por la capital, interpretando “

” con la calma y potestad de quien no viene a demostrar nada, sino a hacer lo que mejor sabe. Y de qué manera…

Como un torrente en crecida, el público fue adentrándose en el concierto, cuyo primer estallido no se hizo esperar: “Given To Fly” descargó los ánimos de una multitud que ya no se acordaba del caos general que envolvió la primera jornada del festival.

Con temas como “Corduroy”, quedaban patentes los lazos que unen a esta familia, quien conserva casi la totalidad de sus miembros fundadores, sumada a la inyección Soundgarden desde el 98 en la figura de Matt Cameron, y la mano de Kenneth Gaspar desde 2002.

Mirada al pasado con “Even Flow”, en la que Vedder alabó a McCready -cuyo solo hizo vibrar a medio recinto de Valdebebas- recordando la actuación en el Revólver madrileño años atrás. Pie firme en el presente rescatando también de su álbum debut “Alive”, que el público reafirmó coreando a voz en cuello, y esperanzas en tiempos mejores con una sociedad libre de prejuicios al ritmo de "Can't deny me", la proclama contra Donald Trump dedicada a “las fuertes mujeres del público, las que cambian el mundo”.

Con “Porch” o “Black”, los fans liberaron las últimas dosis de adrenalina de la jornada; acallaron el espíritu con “Sirens” y se rindieron al grupo en cuerpo y alma definitivamente con “Just Breathe”.

El sublime homenaje a Neil Young con “

” dejó constancia de la libertad que guía a estos genios: la autenticidad que los mantiene lejos de exigencias económicas, valor que encarnan como pocos y dignifica el espíritu del ‘

’, herido tras la pérdida de Chris Cornell.

Al inicio del concierto, Vedder manda en español “un abrazo para nosotros, sus locos amigos”. Poco antes de decir adiós, desciende a la pista y se funde en un largo achuchón con un fan, abrazo que recibimos y nos hace estremecer al resto de los presentes.

Gracias por existir, por venir y por sacudirnos de arriba abajo.

Larga vida a Pearl Jam.

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