“Aquí ha convivido la más alta aristocracia con lo más lumpen. La receta sigue funcionando”

Charlamos con el jefe de seguridad de El Sol, quien todo lo ha visto en estos 40 años que cumple la sala

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

6 min lectura

Ver la cara de Fernando Calvo en la puerta es sinónimo de saber que todo sigue en su sitio, que la gente sigue amando la música y que quiere seguir disfrutando de la vida. Saber que hay cosas que por mucho tiempo que pasen no cambian, te hace sentir bien, seguro y un poco más joven a la vez, algo que siempre se agradece.

40 aniversario El Sol

Vista de la sala Sol

Con su aspecto de tipo duro y su saber estar, son miles las historias y anécdotas que ha vivido y que guardará sólo para él. Es imperturbable, amable, paciente y educado, cualidades imprescindibles para trabajar en la noche como jefe de seguridad de una sala como esta.

En el año 81, dos años después de que abriera Sol, entraba a trabajar, "primero como becario”, recuerda entre risas, y ahí sigue. “Lleva más tiempo que las vigas”, decía un conocido artista. 38 años acompañando, viendo y sacándole jugo a la historia de Madrid a través de las entrañas de El Sol.”Haber sido fiel o conservador con el trabajo hace que sigas aquí casi cuarenta años después. Siento que esto forma parte de mi vida. Es complicado estar tanto tiempo trabajando en la noche”.

Como decía un famoso periodista, Fernando Calvo también vale más por lo que calla que por lo que cuenta; y como él mismo confiesa, “habiéndolo visto todo, me sigo sorprendiendo”. Pero cierra la boca, sonríe de medio lado y demuestra que es impenetrable a la curiosidad periodística.

Aún habiéndolo visto todo, Fernando Calvo asegura que se sigue sorprendiendo

Más allá de las historias jugosas que querríamos conocer y que jamás desvelará, Calvo nos habla de la filosofía de esta sala. Sol ha conseguido juntar a bandas rivales en la Movida, a rockeros con mods y a gente de extrarradio alternando con aristócratas, artistas, escritores, músicos, e intelectuales. “Antonio Gastón, que es el cerebro de todo esto, quería que fuese así, que conviviera lo más alto, con lo más bajo y con lo intermedio. El hecho de dejar que fuera un sitio tan abierto y que nadie se sintiera extraño es su secreto. Aquí ha convivido la más alta aristocracia con lo más lumpen, y ahora sigue pasando lo mismo. La receta sigue funcionando”.

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Concierto de Los Ronaldos en la sala Sol. FOTO: Javier de Agustín

Para ser jefe de Puerta de Sol hay que tener mucha paciencia, tesón y sobre todo “educación” . “Muchas veces puedes conseguir que una situación desagradable se solucione con la palabra. Tú no puedes ser un problema añadido. También tienes que ser un poco psicólogo y adelantarte a lo que va a pasar; cómo va a responder la gente ante determinadas situaciones. El alcohol y las mezclas hacen que la gente se convierta... El cliente más insoportable es aquel que viene hecho”.

Noches para contar, para recordar y algunas para olvidar, como aquellas que no están directamente relacionadas con la sala, pero que el personal de Sol vivió en primera persona. Se trata de dos trágicos sucesos, como el incendio de los Almacenes Arias o el de la sala Alcalá 20. “Mucha de la gente que se encontraba en esta discoteca, venía a Sol y nos lo contaba”.

Noches duras como estas que solo puedes pasar si tienes a tu lado a la familia, una gran familia como la que se ha formado en esta sala. “ Aquí trabajamos 35 personas. Esto solo no lo puedes hacer. Hay situaciones que tienes que resolver con los grandes profesionales que tienes al lado. Y hablando de familia, la otra, la de casa, tiene que aprender a sufrir con resignación tus horarios. Yo he tenido mucha suerte”, añade Fernando.

Todo el que ha estado en Sol recuerda sus luces de neón, sus inconfundibles escaleras... esas que aparecen de manera recurrente en los sueños de Julián Hernández de Siniestro, como él mismo ha contado en alguna ocasión. Y, por supuesto, recuerda sus cortinas de terciopelo rojo, esas con las que se cubría Antonio Gastón interpretando a Marifé de Triana con la música a todo volumen, tirándose champán por la cabeza.”Lo recuerdo perfectamente. Antonio se quedaba en la sala ya cerrada con la gente que el elegía, amigos y gente muy conocida y bailaba al son de la actriz y cantante de copla. Con ese tema se cerraba Sol. La gente se quedaba encantada porque les invitaban a copas. Él era el mayor relaciones públicas de la sala”, recuerda Fernando.

Antonio Gastón era el mayor relaciones públicas de Sol

Iconos de esta sala que todos recuerdan, aquellos que venían antes y que siguen viniendo ahora. “Para algunos es difícil, no vienen con tanta asiduidad. Hay gente que tiene más de 50 y 60 y no sale tanto, viene menos, pero se siguen dejando caer. Les hace ilusión encontrar a alguien que conocen y alguien que les conoce a ellos. Hay gente que venía a Madrid a estudiar la carrera, se pasaba aquí siete u ocho años y cuando vuelven a Madrid, pasan por Sol y me siguen encontrando aquí. Muchos han encontrado en esta sala a su pareja”.

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Concierto de Los PLanetas. FOTO: Juan Pérez-Fajardo

Sometemos a Fernando a un test rápido para finalizar esta entrevista y descubrimos que cerraría la sala Sol con su hermano (que también trabaja allí desde hace años) y que puestos a elegir, se iría a tomar unas cervezas con su compañeros de la puerta.

Tiene claro que es de rock antiguo y que volvería a ver hasta la saciedad decenas de los conciertos de los que ha tenido la suerte de disfrutar en tan privilegiado templo musical.

Desde la taquilla o desde la banqueta de la entrada pocas veces se ha sorprendido al ver a famosos cantantes, miembros de la realeza, escritores o actores. Sólo una vez, -y conociéndole, probablemente levantaría una ceja-, se sorprendió, y mucho, al ver entrar a su nieto de 4 años con su hija. “Hace 38 años quien me iba a decir a mí que mi nieto iba a pasar por esa puerta, mientras yo estaba trabajando”, asegura entre risas.

Hace 38 años quien me iba a decir a mí que mi nieto iba a pasar por esa puerta, mientras yo estaba trabajando

Fernando es buen compañero y por eso tampoco se olvida de aquellos que también lo fueron. Le preguntamos que a quién pondría una placa en la puerta y sin dudarlo responde que a Miguel Galindo. Se trata de un músico que actuaba en la sala en la época en la que no había conciertos. Fue una temporada bastante larga, para poder mantener la licencia de actividad como sala de fiestas. Tocaba con su guitarra hawaiana. En su día perteneció a Luisa Linares y Los Galindos, con éxitos muy conocidos en los 50. A él le podría una placa”, concluye.

Javier Bardem ha confesado en más de una ocasión que se rompió la nariz hace bastantes años jugando al rugby y luego la “remató” en una pelea callejera. Dicen las malas lenguas que dicha pelea tuvo lugar en Sol o en sus alrededores. Si realmente pasó allí, seguro que estaba Fernando Calvo para poner orden, pero de eso, jamás nos enteraremos.

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