Bob Dylan, el profeta cambiante, cumple 80 años

Bob Dylan cumple hoy 80 años. Son muchos los que han escrito sobre el autor de Blowing in the Wind, premio Nobel de Literatura, premio Príncipe de Asturias de las Artes, y uno de los cantautores más célebres de todos los tiempos, pero todavía hoy hay facetas que no conocemos de esta institución de la música y símbolo del folk y del rock.

Como muchos de los iconos populares, Robert Allen Zimmerman se construyó un personaje con el que arropar su talento artístico. Hoy hemos descubierto que Bob Dylan no contó precisamente verdades sobre la vida de Zimmerman. ¿Es entonces Bob Dylan un mentiroso? Eduardo Vals, profesor de filología inglesa de la Universidad Complutense y el mayor experto en Dylan que hay en nuestro país, es tajante: “no es un mentiroso compulsivo, es un fabulador compulsivo”. Es cierto que mintió en muchas ocasiones sobre su biografía: “sobre su edad llegó a decir que era 5 años mayor o menor, sobre sus orígenes, aunque nació en un pueblo minero de Minessota, no tuvo reparos en decir que era hijo de un nativo americano y que había venido al mundo en Nuevo México, es más, pocas veces ha dado en sus entrevistas públicas la misma versión de por qué cambió su nombre, a veces señalaba a un poeta galés, a su tío materno a un vecino, o simplemente decía que le sonaba bien”. El caso, nos cuenta el profesor Vals, es que mucho del éxito de Dylan no proviene solo de sus letras y sus canciones: “la popularidad de Bob Dylan depende también de la aureola misteriosa que envuelve al personaje,, porque es la máscara fabulada de Zimmerman puso entre él, como persona individual y el público”. Así lo hicieron también otros artistas del siglo XX, como el dramaturgo Samuel Beckett, o los directores de cine Terrence Malick y Stanley Kubrick.

Las fabulaciones de Zimmerman sobre Dylan dibujan “un personaje romántico, un nómada, un profeta sin identidad o con una identidad que está en constante cambio, que nos aleja de la persona y nos acerca al personaje” un personaje que nos ayuda, asegura Eduardo Vals a comprender mejor su música “como una proyección de lo personal, de lo individual, aquello que tiene que ver con los sentimientos íntimos de cada uno de nosotros, hacia lo universal en sus letras y en el personaje en que se ha convertido”.

Muchas cosas se han ido descubriendo sobre la verdad de la persona que está tras Bob Dylan, algunas poco favorecedoras nos cuenta el profesor Vals, por ejemplo, que tenía la fea costumbre de quedarse con valiosos discos de sus amigos, pero todo lo que envuelve al personaje parece completarlo, porque, piénsalo un momento: ¿nunca te has quedado con un libro que no es tuyo?

Al fin y al cabo, todos tenemos algo de Bob Dylan, el profeta cambiante.