ALICIA DE LARROCHA

Española, madre y con dedos cortos: Larrocha, la gran pianista que se sobrepuso a todo

Javier Herrero

Agencia EFE

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Javier Herrero

El efecto erosivo del tiempo en la memoria, multiplicado por la fobia mediática que padecía, amenaza con sumir en el olvido el nombre y legado de una mujer española que logró situarse entre los pianistas más importantes del siglo XX, Alicia de Larrocha, en el año del centenario de su nacimiento.

Para remediarlo, desde este viernes es posible visitar en el Auditorio Nacional de Música del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y la Música (INAEM) una exposición que reivindica su carrera y que sirve como ejemplo inspirador de una persona que superó varios hándicaps para la época.

"Tú preguntas en la calle y mucha gente fuera de la música clásica no sabe quién es; esto a ella no le importaba nada, ni ser popular ni la fama, pero a mí sí, que pretendo que el tiempo no desdibuje su nombre porque no quisiera salir en televisión ni en los periódicos", explica a EFE su hija ante el propósito de esta muestra que ha contado con la participación del director del Museu Isaac Albéniz de Campodrón (MIAC), Jorge de Persia, y del Archivo Alicia de Larrocha.

Diseñada por Juan Sanz a las puertas de la Sala Sinfónica del Auditorio, un gran piano negro aparece en el centro de una instalación enmarcada en forma circular por paneles que de una forma sencilla y sintética subrayan las principales peculiaridades de su vida y de su carrera.

Nacida un 23 de mayo de 1923 en Barcelona, se destaca por ejemplo que debutó con orquesta a los 11 años, que se codeó con otros grandes de las teclas como Arthur Rubinstein, que acompañó a voces como las de Victoria de los Ángeles o Montserrat Caballé, que en 1954 debutó en Estados Unidos y que se sumió en una vida entre aviones para ofrecer así en sus 74 años de carrera, hasta 2003, más de 4.000 conciertos en casi 60 países del mundo.

"Cuando a ella le preguntaban si había sido un hándicap abrirse camino en un mundo copado mayoritariamente por pianistas hombres, siempre dijo que no, en parte porque no tenía prisa ni tenía marcado un objetivo, sino que iba haciendo y así fue abriendo su propio camino. Ahora bien, lo que sí decía siempre era que ser madre y esposa era un problema para las mujeres en la sociedad", rememora su hija Alicia Torra.

Larrocha pudo afrontar la situación gracias a su pareja, el también pianista Juan Torra, quien se convirtió en su "admirador número uno", el que empezó a atesorar buena parte del material que hoy guarda su archivo y el que se encargó prioritariamente del cuidado y crianza de los dos hijos de la artista.

"¿Cuántas mujeres se han quedado en el camino porque la pareja ha dicho que tenía que estar con los hijos? En este caso ella tuvo la suerte de encontrarse con mi padre, que era un hombre moderno y que dijo: ¿quién de los dos vale más?", reflexiona.

Sobre las virtudes que llevaron a su madre al estrellato, tiene claro que su "honestidad" fue fundamental. "No hacía nada por ganar público. En lugar de eso, consideraba que tenía que ser lo más fiel posible a la idea del compositor, obviamente añadiendo tu personalidad y toque, y además tenía una manera de tocar cristalina que permitía escuchar cada nota y apreciar las capas de estratos de la melodía", enumera.

La exposición, que revela algunos trucos y formas de memorización que aplicaba, también cuenta que nunca consideró un problema tener dedos pequeños.

"Tenía los meñiques muy largos en comparación y esto le ayudó mucho, además de una flexibilidad muy grande que entrenó y que le ayudó a abarcar una décima, o sea, que ella se lo montaba de tal manera que si no era con una mano, era con la otra, pero nunca dejaba de intentarlo", destaca su hija.

En ese sentido, uno de sus grandes trances profesionales llegó cuando en 1968 se tuvo que someter a una operación quirúrgica en un pulgar a causa de un quiste. Afortunadamente, se le pudo reconstruir la falange y aprovechó la recuperación para estudiar obras para la mano izquierda e incluirlas en su repertorio.

Este, ataja su hija, era "muchísimo más amplio" de esa idea que ha perdurado en el tiempo de que se limitaba a los grandes compositores españoles, algo que se rebate también en la muestra haciendo sonar de fondo muchas de las piezas que interpretó en vida por todo el mundo.

"Yo intento desencasillarla, porque a ella no le gustaba nada que se la encasillara, aunque obviamente la música española formaba parte de su vida, pero ella no se consideraba especialista en nada", remacha Torra, quien en sus esfuerzos por dar a conocer el legado de su madre sigue con la catalogación de todo su archivo para que pueda consultarse tanto de manera "online" como presencial.

Herrera en COPE

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