Los gazapos históricos de las películas más taquilleras: los espartanos no luchaban en taparrabos
Guillermo Díaz presenta el libro 'Grandes batallas de la pantalla' en el que desmonta los gazapos históricos del cine
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Ni los espartanos iban casi desnudos, ni la guerra de Troya comenzó por un ataque de cuernos, ni los romanos utilizaban el pulgar para decidir la vida o la muerte de un gladiador. “Grandes batallas de la pantalla” de Guillermo Díaz desvela los gazapos históricos de las películas de Hollywood.
En el imaginario popular ha quedado la imagen de los espartanos luchando con capa y taparrabos y mostrando el torso desnudo reluciente. Es el soldado, el Leonidas, que nos pintó en su película “300” Zack Snyder en 2004. Nada más lejos de la realidad. Guillermo Díaz nos cuenta en su libro que “esos torsos tan magníficos y embadurnados en aceite no existían en aquella época porque la gente comía mal y no se habían inventado los aparatos de fitness que tenemos ahora” . Además “luchaban contra un ejército de arqueros y nadie lo hace desnudo. Los espartanos eran valientes, pero no eran tontos”. Es una de los gazapos históricos que en aras del arte nos han dejado las grandes producciones de Hollywood que el diputado de Ciudadanos desmonta en su libro “grandes batallas de la pantalla”. Las arengas de Alejandro Magno a viva voz a un ejército que ocupaba kilómetros que nos dibuja Oliver Stone en la producción de 2004, tampoco se ajustan a la verdad histórica “Salvo que se consiguiera una mutación en la garganta o utilizase un amplificador que no existía”. En época de grandes batallas, nos explica “sí empezaron a darse señales visuales para dar órdenes sencillas, las banderas, los estandartes, todo esto tenía una finalidad”, antes de la invención de la radio y las transmisiones servían de guía para que se supiera lo que ocurría en una batalla que tiene poco que ver con lo que vemos en el cine “es ruido, es polvo, es calor, hambre, miedo y desde el punto de vista del combatiente es confusión”. Un combatiente “podía pesar que estaba ganada porque habían vencido un combate singular contra una unidad , y a lo mejor se había perdido, porque un frente de batalla tenía kilómetros”.
Guillermo Díaz analiza las falsedades históricas de 5 películas muy taquilleras. De ellas, la que más meteduras de pata tiene es “Troya” la superproducción protagonizada por Brad Pitt y Orlando Bloom y dirigida por Wolgfang Petersen “tiene la misma fiabilidad histórica que El señor de los anillos”. Fue una guerra por motivos comerciales que duró 6 o 7 años, explica el autor “no fue por un ataque de cuernos, pero además no existía la caballería y tampoco no hubo un desembarco de masas porque el numero de efectivos que desembarcan sería toda la población de Grecia” y lo del caballo de Troya…
El diputado de Ciudadanos desmonta también en su libro algunas de las imágenes que nos han dejado “Espartaco” de Stanley Kubric (no se utilizaba un pulgar para decidir si un gladiador vivía o moría, por ejemplo) y otra de romanos mucho más reciente “Gladiator” dirigida por Ridley Scott.
Pero las hay peores, nos asegura el autor “todo lo que se ha hecho sobre el rey Arturo no tiene nada que ver con la verdad histórica" y hay una de Roland Emerich que se titula 10.000 antes de Cristo “donde los hombres conviven con los mamuts y se los llevan con unos esclavos a construir las pirámides en plena era glaciar… es una patada a la historia de dimensiones cósmicas”.
Guillermo Díaz se ha embarcado en la aventura de escribir este libro con dos convicciones : que el cine es entretenimiento y arte y no tiene la obligación de enseñar “pero llega a millones de personas, penetra en la sociedad hasta donde no es capaz la literatura o la pintura y crea imaginarios que la gente acaba creyéndose. “si yo pido al lector que se imagine a un romano o a un espartano el que se le viene a la cabeza es el que han visto en una película”. Por otro lado lo hace para que la gente sepa que lo que ven no se ajusta a la verdad histórica “porque se da el caso de que gente, y yo lo he vivido en mi entorno, que ve una película y sabe que no está viendo la realidad pero en el fondo te queda grabado el espartano que has visto en el cine”.