Soria, una ciudad por descubrir

Grandes escritores como Machado o Gerardo Diego se enamoraron de ella

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Rubén Mendoza

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

No es Soria una ciudad con mucha prensa. No se encuentra en la lista de las más visitadas, ni sus monumentos son conocidos popularmente ni dentro ni fuera de nuestras fronteras. Entonces, podría parecer raro que escritores como Antonio Machado, Gustavo Adolfo Bécquer o Gerardo Diego hayan escrito algunas de sus obras más importantes a esta ciudad y a la provincia que comparte su nombre. Pero, una vez que caminas por sus calles y vas descubriendo los secretos que esconde, entiendes perfectamente por qué Machado la definió como la “patria ideal”.

Con apenas 40.000 habitantes, Soria tiene todo el encanto de ciudad pequeña, donde los caminos son cortos y los encuentros, frecuentes. El caminante puede unir con sus pasos fácilmente el Monte de las Ánimas, al que Bécquer dedicó su famosa leyenda, con el monasterio de San Polo, y seguir su camino hasta la ermita de San Saturio, probablemente la mayor joya de la ciudad.

El río Duero se convierte en el mejor compañero de viaje. A su lado se levantan los árboles que se balancean al ritmo que marca el viento. Son los chopos que “tienen es sus cortezas grabadas iniciales que son nombres de enamorados”, como escribió Machado. Sobre todos ellos se levanta la roca sobre la que está erigida la ermita de San Saturio, formando un todo único y majestuoso. En la edificación del siglo XVIII que hoy podemos observar se encuentran los restos de San Saturio, un godo que vivió sobre el siglo VI y que, tras morir sus padres, decidió donar todos sus bienes y marcharse a vivir a una cueva a orillas del Duero. Si el enclave en el que se sitúa es espectacular, el interior no se queda atrás. La atmósfera que envuelve cada una de las estancias respira una espiritualidad especial. Es destacable la capilla con el busto relicario del Santo y las pinturas murales en paredes y techos realizadas por el pintor Juan Zapata y Ferrer.

Alejándose del río y acercándonos al corazón de Soria se puede y debe encontrar otra de las maravillas de la ciudad. La iglesia de Santo Domingo cuenta con la fachada románica más rica de todo el país. Compuesta por un tímpano y arquivolta, y con un gran rosetón abocinado, la portada está rematada con una cruz calada florenzada. El interior, si bien es inferior, contiene una cabecera digna de mención.

Pero Soria no solo se compone de iglesias, ermitas y conventos. La principal riqueza se encuentra paseando por sus calles, probando la deliciosa comida castellana y hablando con sus gentes. Son los sorianos un pueblo muy unido, algo que seguramente sea una herencia de la resistencia numantina al invasor romano. Ahora el Numancia que resiste es el club de fútbol de la ciudad, que juega en Segunda División y con el apoyo de su público no para de intentar volver a la máxima división. El equipo cuenta con 4.000 abonados, lo que supone un 10 % de la población, un porcentaje muy superior al que presentan los grandes equipos.

Lo mejor de que Soria sea una pequeña desconocida es muchos pueden disfrutar descubriéndola.

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