Tutankamón, el faraón niño redescubierto hace 97 años
Tal como hoy, un 4 de noviembre de 1922, era descubierta la tumba del faraón niño en el Valle de los Reyes
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Tal día como hoy, un 4 de noviembre de 1922, el arqueólogo y egiptólogo británico Howard Carter descubría durante una investigación llevada a cabo en el Valle de los Reyes la tumba de uno de los faraones más recordados de la historia, la tumba de Tutankamón, el faraón niño.
Un monarca egipcio cuya leyenda ha eclipsado la realidad. Un faraón que ascendió al trono en el año 1332 a.C a los 12 años de edad, de aspecto débil y enfermizo. Así lo describió en 2010 un equipo de investigadores dirigidos por el actual ministro de Antigüedades de Egipto, Zahi Hawass. Investigación que también reveló la verdadera identidad del padre de Tutankamón, el rey Akhenatón, hecho que hasta el momento era toda una incógnita.
Perteneciente a la XVIII Dinastía de faraones egipcios, Tutankamón subió al poder tras la muerte de su padre Akhenatón y la de su hermano Semenkera a los 12 años de edad. Se casó con una de sus hermanas, Anjesenpaatón, y su reinado se caracterizó por el gran poder que concentraron los sacerdotes y sus generales.
Llama realmente la atención que su primer original no era el de Tutankamón (imagen viva de Atón), sino el de Tutanjatón (imagen viva de Atón). Fue tras trasladar la capital de Amarna, ciudad creada por su padre el Rey Akhenatón, a Tebas cuando el faraón niño adquirió el nombre de Tutankamón.
Su reinado apenas duró siete años, y su temprana muerte se debió según las últimas investigaciones a la malaria, unida a una grave enfermedad ósea. Tutankamón fue enterrado junto a sus más preciados tesoros en el Valle de los Reyes. Al morir sin descendencia su sucesor fue uno de sus altos funcionarios, Ay, quien llegó a casarse con su hermana y viuda Anjesenpaatón.
No sería hasta el 4 de noviembre de 1922 que el nombre de Tutankamón volviese a resonar con fuerza. Todo ello fue gracias al hallazgo del arqueólogo y egiptólogo británico Howard Carter, que con la financiación del aristócrata inglés Lord Carnarvon descubría su tumba en el Valle de los Reyes.
La tumba permanecía intacta, sin ningún indicio de saqueo, como si nadie hubiese entrado desde el momento en el que el cuerpo fue depositado. Tumba de la que muchas personas que entraron murieron al poco tiempo. Un hecho que sin duda, ha alimentado en gran medida la leyenda sobre la maldición de Tutankamón.