Unas jornadas reivindican la labor como cuentista de José Agustín Goytisolo

Unas jornadas reivindican este lunes y mañana martes en Barcelona la labor como cuentista de José Agustín Goytisolo (1928-1999), en el veinte aniversario de su muerte.

Las jornadas, organizadas por la Asociación Colegial de Escritores de Cataluña (ACEC), cuentan con la participación de algunos de los principales especialistas en sus obras y de algunos de sus familiares.

El homenaje se abre esta tarde con dos de los principales especialistas, la novelista Carme Riera, que ha estudiado la obra de José Agustín, que ha sido antóloga y que firmó un ensayo sobre la Escuela de Barcelona, y el también novelista Miguel Dalmau, que biografió a los hermanos en el ensayo "Los Goytisolo".

Estarán en la misma mesa Asun Carandell, compañera de José Agustín, fotógrafa de algunos de los momentos culminantes de su generación y divulgadora de la obra del poeta tras su muerte.

En la segunda jornada destaca la conversación que mantendrán Julia Goytisolo Carandell, que acompañó a su tío Juan en sus últimos momentos y a Luis, uno de los grandes novelistas de la literatura española contemporánea y hermano menor de José Agustín y Juan.

Asun Carandell, que ha mostrado en la presentación alguno de los manuscritos de cuentos de José Agustín, ha señalado que, aunque su compañero tenía "etapas en las que estaba más apagado, pero también tenía momentos en que era líder, era un vendaval, que ayudó mucho a otros escritores".

Ha mencionado el ejemplo de la colección Marca Hispánica desde Edicions del Mall, que "sirvió para que la gente de fuera de Cataluña supiera que había una literatura catalana genial".

La viuda ha recordado que "lo que más se reedita de José Agustín Goytisolo son los cuentos, no los poemas".

David Castillo, coordinador de las jornadas, ha dicho que hay que reivindicar el papel de divulgador que tuvo José Agustín Goytisolo, que "no era nada celoso".

Según Asun Carandell, los tres hermanos Goytisolo "no se dedicaron a literatura porque se quedaron huérfanos y aprovecharan la estupenda biblioteca de la casa familiar, sino que la culpa fue de las leyes de Mendel, pura genética, ya que desde la segunda mitad del siglo XIX en cada generación por parte de su madre hubo al menos un escritor".