

"Menuda es su 'sanchidad', su infinita, hermosa y maquillada 'sanchidad' para ponerse en un segundo o tercer plano en un evento como el del papa"
Expósito sostiene que Pedro Sánchez prioriza su imagen por encima del protocolo y los compromisos institucionales
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Ángel Expósito analiza la actualidad en el videoblog de 'La Linterna'
Ni siquiera un papa muerto envía a Pedro Sánchez a segunda fila o a un tercer plano. Porque ese es el tema de fondo. Sánchez no va al Vaticano no por rollos de religión y de representación y de pulsos con el rey, que también. No va porque, por puro protocolo, se va a un segundo o tercer plano en la foto de autoridades. Primero, lógicamente, los reyes y jefes de Estado. Segundo, los presidentes de gobierno que no sean jefes de Estado, o sea, los primeros ministros. Y ahí entra Sánchez, o sea, Macron, Zelensky, Donald Trump (obviamente), Milei, Giorgia Meloni, por argentino e italiana. Todos estos en primerísima fila, en primer plano. Luego, los primeros ministros: el primer ministro de Dinamarca, de Noruega, de Suecia y el de España. Menuda es su 'Sanchidad', su infinita, hermosa y maquillada 'Sanchidad' para ponerse en un segundo o tercer plano en un evento como el del papa. De la huida de Paiporta pasamos a no ir al funeral del papa y, entre medias, el plantón en la entrega del premio Cervantes para evitar la pitada.
Por cierto, una pequeña posdata: en la agenda del presidente del Gobierno para este sábado no hay nada. Más claro, el agua.