Solar Orbiter: así es la sonda espacial con tecnología española que rozará el sol

La misión -en la que participa el INTA, dependiente de Defensa- ayudará a entender cómo influyen las tormentas y erupciones solares en la Tierra

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Solar Orbiter, así es la sonda espacial con tecnología española que rozará el sol

Manuel Ángel Gómez

Publicado el - Actualizado

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  Entender mejor nuestra estrella -el sol-, cómo funciona y qué impacto tiene en la Tierra es la intención de la misión Solar Orbiter en la que colaboran la Agencia Espacial Europea y la NASA. Y en la que participa el INTA, el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial, que depende del Ministerio de Defensa. La sonda espacial será lanzada en febrero de 2020 desde el Centro Espacial Kennedy, en Cabo Cañaveral (Florida). Y llegará a rozar el sol, “a 0,28 unidades astronómicas, realmente cerca, cerca de Mercurio”, nos dice Alberto Álvarez, principal responsable del INTA en la participación española en el Solar Orbiter. “El estudio del sol es un tema de máxima importancia -explica Álvarez- porque es la única estrella que podemos escrutar con máxima resolución, no es un punto, podemos ver perfectamente cómo funciona, y nos va a dar información fundamental sobre cómo funcionan el resto de las estrellas”. Esta misión permitirá recoger datos esenciales para la predicción de la climatología espacial. El investigador asegura que es muy relevante averiguar “cómo influye toda la dinámica solar, esas tormentas solares, cómo afectan esas erupciones a la vida en la Tierra”. Las erupciones solares “tienen un impacto en los satélites gps que -a su vez- tienen un impacto en nuestro sistema económico, en la vida cotidiana, que puede dejar de funcionar”, señala. El objetivo es comprender los campos magnéticos, cómo se generan, para hacer -en el futuro- pronósticos de lo que pueda suceder en el sol, y de cómo nos va a afectar.

En esta misión el INTA tiene una participación de peso en dos instrumentos. Uno de ellos -denominado PHI- es un telescopio para estudiar la polarización de la luz, lo que facilita analizar los campos magnéticos del sol. El otro es un coronógrafo llamado METIS, que “lo que hace básicamente -cuenta Álvarez- es un eclipse artificial, es decir, tapa el disco solar, y con ello se puede ver otra capa que no es normalmente visible, la corona solar”. Los dos han sido fabricados con materiales de alta tecnología, disponen de lentes que resisten la radiación que hay en el espacio, sin cambiar sus propiedades. Alberto Álvarez afirma que “también es muy importante cómo están sujetas esas lentes y esos espejos para que durante toda la misión no se produzca una distorsión en los elementos ópticos que distorsione la imagen que captamos”.

La Solar Orbiter -por iniciativa del INTA- será la primera misión espacial en la que se llevarán cristales líquidos, en este caso dentro de un telescopio para medir la polarización, que es la que da información sobre los campos magnéticos del sol. El INTA está en la vanguardia en el uso de estos cristales líquidos -como los que llevan las pantallas de televisión y de los teléfonos móviles- y será el primero en volar esta tecnología al espacio. La Solar Orbiter tardará tres años en llegar a las proximidades del sol, e irá probando sus instrumentos y calibrándolos durante el viaje. Luego estará otros tres años recopilando información.

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