Los españoles son los que más horas trabajan en Europa, pero no los más productivos: "Hay que cambiar el modelo"
Expertos apuntan a que el problema no está en la cantidad de horas trabajadas, sino en cómo se estructuran y gestionan

Carlos Moreno 'El Pulpo' y Rosa Rosado aborda el problema con las jornadas laborales en España
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España encabeza la lista de países europeos con más horas trabajadas al año. Sin embargo, esta cifra no se traduce en una mayor productividad. Tal y como apuntó el experto en recursos humanos y conferenciante Jesús Vega en el programa Poniendo las Calles de COPE, “el problema no es que tengamos una baja productividad, sino que cada vez somos menos productivos”.
Esta afirmación se sustenta en datos recientes que revelan que, de una jornada laboral de ocho horas, los trabajadores en España solo son realmente productivos durante cinco horas y seis minutos. “Es decir, el 63 % del tiempo se dedica a tareas realmente útiles, y el resto… bueno, se va en cafés, redes sociales o incluso pequeñas siestas”, comentaba entre risas la periodista Rosa Rosado durante el programa, aunque sin restar seriedad al asunto.
El 63 % del tiempo se dedica a tareas realmente útiles, y el resto… bueno, se va en cafés, redes sociales o incluso pequeñas siestas”
En Poniendo las Calles
Jesús Vega lo explicaba con claridad: “Nuestro modelo productivo depende de sectores como el turismo o los servicios, con tareas de escaso valor añadido. Y eso nos hace muy dependientes de las horas presenciales, más que de los resultados”. La comparación con otros países europeos lo deja aún más claro. Mientras que en países como Alemania o los Países Bajos se prioriza la productividad por objetivos y la conciliación, en España sigue imperando el presencialismo. Este informe de la OCDE confirma que España es el segundo país del entorno que más productividad ha perdido desde 2018.
La cultura laboral
Las razones que explican esta baja productividad son variadas. Según un estudio reciente, el trabajador medio en España realiza al menos siete actividades no relacionadas con su empleo a lo largo del día. “Desde consultar redes sociales hasta reservar las vacaciones o criticar a los jefes en el pasillo”, ironizaba Carlos Moreno 'El Pulpo' durante la tertulia radiofónica.

Trabajadores de oficina tomándose un descanso
Pero más allá de lo anecdótico, este fenómeno revela un problema de fondo: la desmotivación. La neuropsicóloga Sandra Martínez, también entrevistada en el programa, lo relaciona con una falta de educación emocional y de gestión del esfuerzo. “No encontramos la motivación porque no hemos sido educados para encontrarla. La vida está más llena de frustraciones que de éxitos, pero socialmente nos venden lo contrario”, explicaba. Esto se traduce en síntomas como la ansiedad, la apatía o incluso la depresión laboral, cada vez más frecuentes en entornos de trabajo mal gestionados.
No encontramos la motivación porque no hemos sido educados para encontrarla. La vida está más llena de frustraciones que de éxitos, pero socialmente nos venden lo contrario”
Neuropsicóloga
Otro de los puntos clave que destacaba Vega es la necesidad de abrazar la transformación digital. “Estamos dejando escapar la ola de la inteligencia artificial y la robótica, herramientas que pueden aumentar notablemente la eficiencia”, aseguraba. Frente a esto, el modelo económico español sigue anclado en el “más horas = más trabajo”, cuando en realidad los datos apuntan a que menos horas, si están bien aprovechadas, pueden ser más productivas.
La propuesta de Vega pasa por un cambio estructural: “Hay que cambiar el modelo del país. Apostar por empleos de mayor valor añadido y dejar de medir el rendimiento por el tiempo que pasamos en la oficina”. En esta línea, algunos sectores ya se plantean la reducción de la jornada a 37,5 horas semanales, una medida que podría ayudar a equilibrar productividad y bienestar.

Ejecutivos. Oficina
En un país donde se trabaja mucho pero se rinde poco, tal vez ha llegado el momento de hacer menos, pero mejor. Como recordaba Rosado al cierre del programa: “La felicidad no es el destino, es el camino. Y en el trabajo, ese camino debería ser más humano, más eficiente y más motivador”.