“El futuro de nuestros pueblos lo tenemos que crear nosotros mismos”

Sercopag asesoría agrícola, con Ana Díaz.

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

¿Qué es Sercopag y cómo comenzaste este camino?

Sercopag nace en 2014 tras acabar mis estudios universitarios y plantearme qué negocio debería montar para mejorar mi entorno. Siempre he sido amante de las tecnologías y del campo y desde pequeña tenía una cosa bien clara, quería tener mi propia empresa.

Así nace Sercopag, servicios de consultoría y productos agrícolas, es una asesoría técnica agrícola dirigida al seguimiento y asesoramiento del cultivo leñoso (viña, olivar, almendro y pistacho), además de hortícolas, para producir mejor con un uso más eficiente de insumos y recursos. En Sercopag también realizamos la venta de fitosanitarios, fertilizantes, nutricionales y abonos tecnológicos.

Son muchas las normativas que se están imponiendo para el sector agrícola y en los pueblos aún no somos conscientes de los cambios que vienen en un futuro para el campo.

Así, acompañamos al agricultor para que se adapte a los cambios que ocurren hoy en día en la agricultura y apoyando en el relevo generacional que es tan necesario para que el sector siga adelante.

La mayoría de gente joven sale de los pueblos para buscar salidas profesionales, ¿por qué decides quedarte en tu pueblo?

Tuve en la cabeza varios negocios, pero todos me separaban de mis raíces, de mi pueblo. Así que, decidí pensar cómo podía mejorar lo que estaban pidiendo a gritos los agricultores de mi zona. Profesionalizarse. Combiné la tecnología con el mundo agrícola ya que lo que hasta ese momento se hacía era asesorar a unos pocos agricultores grandes y despachar productos sin asesoramiento personalizado.

En Bolaños de Calatrava, mi pueblo, cuento con mucha competencia ya que no es una localidad pequeña y existen varios almacenes a parte de una cooperativa que vende a los socios agricultores, pero hay tanto que mejorar en el sector que me pareció estimulante para mi crecimiento, los agricultores y la propia competencia. Y a día de hoy no me arrepiento.

Además, pienso que las grandes ciudades no son un lugar para mi y para mi forma de concebir el día a día. En los pueblos hay mucha vida, alternativas de ocio posibles, naturaleza y la gente joven debería emprender en sus pueblos. Creo que nos estamos acomodando demasiado.

¿Cómo fueron tus comienzos? ¿Y tu crecimiento desde que te lanzaste a emprender?

Mis comienzos no fueron nada fáciles, ya que no tenía dinero. Como había trabajado durante mis estudios universitarios y antes había trabajado en el negocio familiar, pude pedir el pago único de la prestación por desempleo a la que tenía derecho. Así que con eso pude invertir en mis primeros litros de fertilizante de una casa poco conocida por ese momento y tiré de contactos cercanos para poder vender mis productos y servicios a la vez que creaba mi marca en internet (web, redes sociales, etc).

El primer año recuerdo que salí a otros pueblos para crear clientes nuevos y pronto se comenzaba a hablar de mi asesoramiento y productos, el boca -oído funcionó muy bien. A partir de ahí, al siguiente año alquilé un local pequeño para poder tener al menos una oficina física y recibir ahí a los clientes.

En 2016 decidimos que se viniera mi pareja al negocio ya que necesitaba ayuda por el crecimiento que había tenido en momentos de campañas, sobre todo desde primavera pasando por el verano y el otoño, pero llegaba el invierno y nuestra carga de trabajo y facturación caían en picado. Así que apostamos por abrir una tienda online donde vendíamos todos los productos de nuestro almacén.

Desde la creación de la tienda online nuestro crecimiento fue exponencial y a día de hoy, tras la dura pandemia que muchos sectores han pasado, podemos decir que no hemos notado ninguna disminución en nuestra facturación. Año a año estamos en crecimiento continuo donde llegaremos a facturar medio millón de euros cuando acabe este 2021.

¿A qué retos de futuro se enfrenta Sercopag?

El cambio de normativa constante y endurecimiento de las que ya hay para el sector hace que no podamos acomodarnos. De hecho, a partir de noviembre de este año, quedará prohibida la venta de fitosanitarios para uso profesional a través de internet. Lo que se nos plantea un cambio drástico y posiblemente una caída en nuestro ritmo de facturación por esta plataforma. Tenemos que ser capaces de potenciar más la venta de otros productos que no sean fitosanitarios para uso profesional y llegar a otro tipo de agricultor/consumidor por esta vía.

Por otro lado, el agricultor de la zona tiene muchas limitaciones de recursos en los cultivos que produce, recortes del uso del agua, elevados costes de mano de obra además de escasez, prohibición de productos que antes se usaban, desconocimiento de técnicas de agricultura más avanzadas, etc. y es ahí donde nosotras debemos ser capaces de transmitirles que con nuestro asesoramiento y productos, podrán producir dentro de la normativa, con calidad y seguridad, según la tendencia del mercado actual.

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