El Banco de España calcula que la economía crecerá un 0,6 % en el cuarto trimestre

Gracias a la fortaleza de la demanda interna por el elevado ritmo de avance del consumo privado

Banco de España

Agencia EFE

Publicado el - Actualizado

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El Banco de España calcula que el crecimiento económico entre octubre y diciembre será del 0,6 %, lo que supone mantener la tasa registrada en los tres trimestres anteriores, gracias a la fortaleza de la demanda interna por el elevado ritmo de avance del consumo privado. 

Según su último informe trimestral de la economía española, este incremento del consumo ha tenido lugar en un contexto de mejora sostenida del empleo, gracias al efecto expansivo sobre las rentas de los hogares de las medidas fiscales y, más recientemente, del retroceso de los precios del petróleo. 

El informe destaca también una "cierta mejoría tanto de las exportaciones de bienes como de servicios turísticos", tras la debilidad mostrada a lo largo del año, de forma que la aportación de la demanda externa ha dejado de restar para ser nula. 

Para todo el año, el Banco de España prevé un crecimiento económico del 2,5 %, que se situará en el 2,2 %, un 1,9 % y un 1,7 %, respectivamente, en cada uno de los tres años siguientes.

La moderación de la actividad en España a lo largo de este año ha sido "notablemente menos intensa" que en el área euro, algo que el Banco de España atribuye a determinadas medidas que han impulsado las rentas de los hogares incluidas en los Presupuestos Generales del Estado para 2018, que entraron en vigor en el verano.

La introducción de la nueva norma de emisiones contaminantes de los automóviles podría haber tenido, dice el supervisor, "un efecto comparativamente menos pronunciado sobre la actividad del sector en nuestro país que en otras economías del área del euro, como la alemana".

El Banco de España atribuye la pérdida de dinamismo del sector exterior experimentada en los últimos trimestres, principalmente, a la pérdida de fortaleza de la demanda procedente del resto del mundo.

También habrían contribuido, añade, los efectos desfasados de la apreciación que el euro experimentó en 2017, así como la recuperación de los destinos competidores del arco mediterráneo, que en años anteriores se habían visto afectados por un aumento de la inseguridad.

Respecto a la inflación, el informe revela que el componente subyacente comenzara a repuntar, cambiando la trayectoria relativamente estable de los últimos meses, un comportamiento en el que "el anunciado aumento del salario mínimo no tendría, por sí solo, un impacto alcista significativo".

Esto se debe a que, en términos de costes laborales unitarios, el repunte del crecimiento salarial medio "se verá compensado por otro de similar magnitud de la productividad, dado el impacto que la medida tendría en términos de destrucción de empleo".

Así, considera que el empleo, medido en puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo, reducirá levemente su crecimiento, hasta el 0,6 % intertrimestral, en tanto que los salarios aumentarán el 1,3 % por el impacto del alza salarial de los funcionarios.

El Banco de España alerta de la necesidad de una política para reducir el grado de vulnerabilidad de la economía española, por ejemplo, con el diseño de una estrategia bien definida para la reducción duradera del déficit público estructural y del endeudamiento de las Administraciones Públicas.

Ello, añade el Banco de España, ayudaría a crear cierto margen de maniobra para que la política fiscal pueda hacer frente a las consecuencias de una eventual ralentización de la actividad y a limitar un eventual encarecimiento del coste de financiación de los agentes públicos y privados.

Además, pide reformas que fomenten un funcionamiento más eficiente de los mercados de trabajo y de bienes y servicios, para aumentar el crecimiento potencial de la economía y su resistencia ante perturbaciones exteriores. 

En este sentido, "resulta oportuno mantener y reforzar" los principales elementos del actual marco jurídico del mercado de trabajo que favorecen que el ajuste en este mercado sea compatible con una menor destrucción de empleo durante las fases recesivas, así como "la eliminación de las regulaciones que limitan la competencia" en algunos mercados de productos.

Cabe recordar, en este sentido, que los costes asociados a la introducción de todas estas medidas son más reducidos cuando se adoptan en un contexto de bonanza económica, como el actual, asegura el supervisor. 

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