BBVA/Santander: ¿Cambio de piezas o algo más?

Ha sido una semana de locura en la gran banca española. El martes el Santander anunciaba por sorpresa que el italiano Andrea Orcel será su consejero delegado a partir de enero de 2019 en sustitución de José Antonio Álvarez que pasará a ocupar la vicepresidencia única de la entidad. Un día después su rival, el BBVA, movía ficha y confirmaba lo que era un secreto a voces. Carlos Torres es el elegido para sustituir a Francisco González, también con la entrada del nuevo año.

Vamos por partes. Lo de Torres. Era lo esperado. Es el actual número dos de BBVA. Francisco González le señaló en febrero como el principal candidato para sucederle. Todo el mundo sabe que es su delfín. No tiene perfil de banquero, es verdad, pero es la persona que más se ha alineado con el todavía presidente en la que ha sido su gran apuesta desde hace años, la tecnológica, la transformación digital de la entidad. Quizá la mayor novedad ha estado en los tiempos. El relevo se ha adelantado. González se va al final antes de cumplir los 75 años como le dejaban los estatutos. Ahora falta por desvelar quién será el nuevo CEO. Torres ya ha señalado que “hay mucho talento en BBVA” con lo que da a entender que habrá solución interna.

Donde no ha habido solución interna es en el Santander. Pocos esperaban el movimiento de Ana Botín y menos que eligiera mano derecha a Orcel. No es un desconocido. Lleva años trabajando con la familia en sus fusiones internacionales pero las miradas apuntaban a García Cantera o a Rami Aboukhair. Desembarca de UBS, es decir de la banca de inversión aunque la entidad señala que “conoce a fondo el negocio de la banca comercial”. Tendrá un importante papel en la construcción de equipos y plataformas digitales. Cuenta con una historia de éxito en el sector. Quienes les conocen dicen que cumple un sueño porque siempre quiso estar en el Santander.

Retos por delante

Desde luego tanto Torres como Orcel tienen que sacar la acción de mínimos. La cotización de los títulos de Santander y BBVA está tocada por el retraso en la subida de tipos de interés, los primeros síntomas de frenazo económica, los problemas de Italia y sobre todo de los países emergentes. A BBVA les está pasando factura su fuerte exposición a Turquía, de donde procede un 11,5% de su negocio a través de Garanti. La lira turca está

hundida. Le pasa factura además la crisis argentina. Lo mismo que al Santander que sufre también la depreciación del real brasileño.

Más allá de los problemas, de los retos de futuro lo que está claro es que llega una nueva generación a la banca española que es la que tendrá que hacer frente a la competencia de nuevos jugadores como Amazon o Facebook que auguran guerra. Los rivales ya no son físicos. En los últimos tiempos hemos asistido al adiós de Isidre Fainé en CaixaBank, Braulio Medel en Unicaja o Amado Franco, en Ibercaja. Ahora se va Francisco González. Cerrará una etapa de 18 años al frente de BBVA. Deja a Josep Oliú, del Sabadell, como el último de los banqueros “tradicionales”.