La Bolsa se duele por el nuevo impuesto a bancos y energéticas y por la recesión en EEUU

El índice Ibex 35 termina la sesión en 8.084 puntos, con una pérdida del 0,49 por ciento

La Bolsa se duele por el nuevo impuesto a bancos y energéticas y por la recesión en EEUU

Fernando Mañueco

Publicado el - Actualizado

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El índice Ibex 35 termina la sesión en 8.084 puntos, con una pérdida del 0,49 por ciento. El mercado ha puesto mala cara ante los detalles del impuesto extraordinario que el gobierno va a aplicar durante dos años al sector financiero y al energético. Gravará un 4,8 por ciento sobre las comisiones e intereses de los bancos y un 1,2 por ciento sobre la cifra de negocios de las empresas energéticas.

Hoy han sufrido en Bolsa con especial intensidad algunos integrantes de ambos sectores, como el Banco Santander, el Sabadell, Caixabank, Bankinter, Repsol y Endesa. Se han salvado de la quema Enagás, Naturgy e Iberdrola. El banco Santander cree que este nuevo impuesto limitará la concesión de créditos en unos 50.000 millones de euros. Las asociaciones bancarias AEB y CECA (la Asociación Española de Banca y la Confederación de Cajas de Ahorro) creen también que el nuevo impuesto reducirá la capacidad de las entidades financieras para dar crédito, que podría tener consecuencias para la estabilidad financiera y que entorpecerá la recuperación económica. Y, además, no contribuirá a reducir la inflación. La AEB y la CECA constatan que esa nueva carga impositiva reducirá la capacidad competitiva del sector español respecto a las entidades de otros países.

Este condicionante se ha entremezclado con las cuentas que han publicado hoy grandes empresas, como Telefónica, Repsol, Sabadell y Santander. En general no han sido malas cifras. Eso sí, han caído a plomo PharmaMar y Grifols tras publicar sus resultados trimestrales.La Bolsa se ha atragantado hoy además con la pobre evolución de la economía de Estados Unidos, que ha entrado en recesión técnica. Dos trimestres consecutivos de contracción. Se ha contraído nueve décimas en el segundo trimestre, después de haber caído un 1,6 por ciento en el primero. Pese a ello la Reserva Federal deja abierta la puerta para una nueva subida de tipos en septiembre de entre 0,50 y 0,75 puntos, lo que ralentizará todavía más la actividad económica. Ayer subió el predio del dinero en tres cuartos de punto, para situar el listón en su nivel más alto desde la crisis financiera de 2008.

El índice que mide la confianza del consumidor en la zona euro ha sido tan malo como se esperaba, pero no peor. Se ha quedado en una lectura de menos 27 puntos en julio, igual que en el mes anterior. La tasa de paro medida mediante la EPA muestra una reducción de 255.000 en el número de parados en segundo trimestre. La cifra total de desempleados ha bajado de los tres millones por primera vez desde el año 2008.

Las ventas al por menor en España han quedado por debajo de las previsiones, con un crecimiento del 1 por ciento en junio, frente al 1,3 que esperaban los analistas.

En estas circunstancias, en general, los analistas aconsejan apostar por acciones de “valor” en detrimento de las acciones de “crecimiento”. Los analistas y los inversores andan siempre encelados en el eterno debate entre el valor y el precio. Entre colocar los dineros en valores con sólidos fundamentos, las llamadas compañías “value”, o hacerlo en aquellas otras que tienen un fuerte potencial de crecimiento, al menos en teoría. Las llamadas inversiones “growth”. Lo del pájaro en mano y los ciento volando. El sentido común más elemental aconseja poner los huevos en distintas cestas, repartiendo los recursos entre ambas posibilidades, pero adecuando los porcentajes según el momento.

El “value”, el análisis fundamental, siempre supone un sólido punto de partida. Debe ser el pilar en cualquier cartera de inversión. Las estadísticas dicen que la inversión en empresas de valor suele ser más rentable que hacerlo en las de crecimiento, aunque estas últimas tienen tendencia a ser más efervescentes y llamativas en momentos concretos. En estos últimos meses, -con el precio del dinero tirado por los suelos y con masivas inyecciones de liquidez por los grandes bancos centrales-, los valores “growth” han ganado la partida. Pero la situación ha cambiado. Las autoridades monetarias mundiales retiran rápidamente sus políticas de estímulo y comienzan a encarecer drásticamente el precio del dinero.

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