Ni “chicha ni limoná” en la apertura de las Bolsas europeas a la espera del BCE y del IPC de EE.UU.

Los inversores se limitan desde hace días a ganar tiempo. O a perderlo, que eso nunca se sabe. Nadie asume más riesgos de los estrictamente necesarios, que hoy por hoy no son muchos. Los mercados necesitan más datos antes de definir una tendencia de corto plazo. La gran referencia de la semana es el IPC de Estados Unidos que se conocerá el jueves. Ese día, por cierto, el Banco Central Europeo celebra consejo. No se esperan grandes movimientos, pero el BCE seguramente mejorará sus previsiones económicas.

Hoy se conocerá el de PIB de la zona euro, que vendrá acompañado de las cifras de empleo en el Viejo Continente. El Alemania se espera el índice ZEW de confianza empresarial. Ya se sabe que la producción industrial alemana se ha contraído un 1 por ciento el mes pasado, cuando se esperaba una mejoría. Ayer se publicó la producción industrial de España, que se ha disparado un 50,3 por ciento en abril en relación el mismo mes del año pasado. Es la mayor subida de este indicador desde que comenzó a elaborarse la serie, en el año 1975. El aparatoso crecimiento de este índice se justifica por la abrumadora caída de la actividad que se produjo en el ejercicio pasado por el primer estado de alarma tras el inicio de la pandemia.

Ya se sabe además que la economía japonesa se contrajo un 3,9 por ciento en el primer trimestre. Es un mal dato, pero supone una mejora respecto a la estimación anterior, que apuntaba hacia una caída del PIB nipón del 5,1 por ciento. Se ha deteriorado el consumo de las familias debido a las mayores restricciones que ha provocado el último repunte de los contagios por coronavirus. El ejercicio 2020 se ha saldado en Japón con una contracción del 4,6 por ciento.

El índice Ibex 35 comienza en día en 9.170 puntos, con una tímida ganancia del 0,1 por ciento. Acciona abre en positivo. Ayer subió con fuerza tras dar luz verde a la salida a Bolsa de su filial de energías renovables. Aguantan las empresas turísticas, que ayer cotizaron la decisión de España de abrir la puerta a los visitantes extranjeros que lleguen vacunados o con una PCR negativa. Alzas en Telefónica, que prepara la salida a Bolsa de la empresa resultante de la fusión de su filial O2 con Virgin Media, la filial de Liberty Global. La operación se producirá en 2024, cuando se hayan cumplido tres años de la integración. Inditex, que publica resultados mañana, abre muy plano. Los analistas esperan que se recuperen las ventas y los beneficios de la empresa dueña, entre otras, de la marca Zara.

En los demás mercados destaca el petróleo, que ha corregido ligeramente. Pero continúa en sus precios más altos de los últimos dos años. El crudo tipo Brent del Mar del Norte, el que se utiliza como referencia en Europa, se paga a 71 dólares por barril. El progresivo control de la pandemia y la recuperación de la economía provoca un aumento de la demanda de carburantes. Estas mejores previsiones eclipsan de momento la posibilidad de que Irán aumente sus exportaciones de crudo.

En el mercado de deuda, la rentabilidad de los bonos españoles a diez años se mantiene en el 0,47 por ciento. El rendimiento del bono de Estados Unidos al mismo plazo baja hasta el 1,55 por ciento. El rendimiento del “bund” alemán sigue en terreno negativo, pero cada vez menos. Hoy si sitúa en el menos 0,20 por ciento. El Tesoro español vuelve hoy al mercado en busca de financiación. Colocará letras con vencimiento a 6 y 12 meses. Quiere captar hasta 6.500 millones de euros. La rentabilidad de ambas es negativa. La tesorería pública cobra un 0,55 por ciento a los ahorradores que colocan su dinero en estos títulos.

En las criptodivisas, el Bitcoin se paga a menos de 32.500 dólares. Hace mes y medio se pagaba justo al doble, rozaba los 65.000. Los expertos de JP Morgan advierten sobre el peligro de una corrección todavía más pronunciada en las criptomonedas. Como curiosidad, cabe mencionar que El Salvador será el primer país del mundo en aceptar el Bitcoin como moneda de curso legal. El joven presidente del país, Nyib Bukele, confía en que esta criptomoneda ayude a miles de personas que se encuentran fuera de los canales de la economía formal y que ayude a la propia actividad económica. Un 70 por ciento de la población de El Salvador no tiene una cuenta bancaria.