¿Cómo ha evolucionado lo que se paga de IRPF en España?

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, confirmó este lunes en 'Herrera en COPE' que las rentas de más de 140.000 euros tendrán una carga fiscal del 52% en el impuesto de la renta. 

Esto entra dentro de las negociaciones que está llevando a cabo el Gobierno socialista con Unidos Podemos. Aunque dicha intención, en principio, chocaría con los intereses del PDeCAT, cuyos votos son imprescindibles para que el Ejecutivo de Sánchez saque leyes adelante. 

Pero mientras esto llega, ¿cómo ha evolucionado el IRPF desde que se implantara en España?

Este año 2018 el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas cumple cuarenta años, fruto de los Pactos de la Moncloa que se firmaron en 1977. Pero antes, entre 1964 y 1978 estuvo vigente el Impuesto General sobre la Renta de las Personas Físicas, cuyo objetivo era gravar la renta de forma global y se recogía en la Ley 41/1964, de 11 de junio. 

Junto a este impuesto de carácter global existían otros cinco impuestos conocidos como a cuenta: la Contribución Territorial Rústica y Pecuaria; la Contribución Territorial Urbana; el Impuesto sobre los Rendimientos de Trabajo Personal; el Impuesto sobre las Rentas de Capital; y el Impuesto Industrial.  

Primero, estos impuestos a cuenta gravaban la renta, que después eran somentidas al impuesto global.  En dicho gravamen se acumulaban las bases imponibles del resto de impuestos y luego se le desoncontaba la cantidad que ya se había pagado en el impuesto a cuenta correspondiente. 

Pero en 1978 llegó el IRPF, que sí reflejaba de una manera certera el gravamen sobre la renta. En su primera época, el impuesto se dividía en 28 escalones porcentuales en función de la renta, que iban entre el 15% y el 65,51%. 

Así, las rentas que iban de 0 a 200.000 pesetas estaban gravadas con el 15% y las de más de 9.800.000 de pesetas pagaban a Hacienda el 65,51.  En medio, las rentas de entre 3.000.000 y 3.400.000 pagaban el 30,82% y las de entre 5.800.000 y 6.200.000 pagaban el 45,1%. Siguiendo con algunos ejemplos, los ingresos de entre 8.600.000 y 9.000.000 de pesetas estaban gravados con el 59,39%. 

Hasta 1991 el IRPF no sufrió una primera reforma y esos 28 tramos se redujero a 17, simplificando el gravamen, que iba desde el 20% a 53%. 

El primer tramo, gravado con el 20%, se aplicaba a las rentas de entre 400.000 y 1.000.000 de pesetas. Y el tramo más elevado era el del 53% a las rentas superiores a los 9.550.000 de pesatas. Entre medias, algunos tramos eran el que aplicaba el 30% a las rentas de entre 3.280.000 y 3.850.000 pesetas. El 40% se aplicaba a las rentas de entre 6.130.000 y 6.700.000 pesetas. Los ingresos entre los 7.840.000 y 8.410.000 pagaban el 46% y los que iban entre los 8.980.000 y 9.550.000 pagaba el 50,5%. 

Hubo que esperar a que el euro, moneda única europea, estuviera bien implementado en España para que se reformara de nuevo el IRPF. Fue en 2004 cuando dicho impuesto quedó reducido a cinco tramos: 

Las rentas de 0 a 4.000 euros pagaban el 15%

Las rentas de 4.000 a 13.800 euros pagaban el 24%

Las rentas de 13.800 a 25.800 euros pagaban el 28%

Las rentas de 25.800 a 45.000 euros pagaban el 37%

Las rentas superiores a 45.000 euros pagaban el 45%

Y la última reforma sobre el IRPF ha tenido lugar en 2018, cuando se han mantenido los cinco tramos pero han variados los ingresos y los porcentajes aplicados. Así, los tramos quedan de la siguiente forma: 

Las rentas de 0 a 12.450 euros pagan el 19%

Las rentas de 12.450 a 20.200 euros pagan el 24%

Las rentas de 20.200 a 35.200 euros pagan el 30%

Las rentas de 35.200 a 60.000 euros pagan el 37%

Las rentas superiores a 60.000 euros pagan el 45%.

Ahora, ante el enquistamiento del intento de Podemos y PSOE de reformarlo, presumiblemente habrá que esperar a unas nuevas elecciones para con un nuevo juego de mayorías en el Parlamento puedan llevar a cabo una modificación.