Cotizar en Bolsa o no hacerlo: he ahí el dilema
En España, el año pasado las salidas a Bolsa alcanzaron los 850 millones de euros, que es su volumen más pobre desde 2013
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Han sido numerosas las empresas que han comenzado a cotizar en Bolsa en los últimos años. Tanto en el mercado principal -el mercado continuo- como en el MAB, el Mercado Alternativo Bursátil. El MAB está centrado en empresas de mediana o pequeña capitalización que buscan un acceso fácil a los mercados de valores. En ambos casos, la Bolsa ofrece muchos atractivos para las compañías que deciden dar el salto al parqué. El primero de ellos es que la empresa consigue abaratar y diversificar su financiación. Además de acudir a los créditos bancarios, puede conseguir recursos en el mercado vía ampliaciones de capital.
Además, mejora la liquidez de la compañía. Aumenta la facilidad con la que los accionistas de la empresa pueden vender sus títulos y también ofrece la posibilidad de entrada a nuevos inversores. Cotizar en Bolsa aumenta la visibilidad de la empresa. Pasa a situarse bajo los focos del mercado bursátil y a obligarse a cumplir los exigentes requisitos que ello supone. Y mejora también las transparencia, puesto que el valor de las acciones se fija diariamente en Bolsa y de forma fácilmente accesible para todo el mundo. Además, la empresa debe someterse a auditorías externas periódicas y a ofrecer información a la Comisión del Mercado de Valores. Los analistas de las grandes entidades financieras y gestoras de fondos ponen bajo la lupa a todas las empresas que están en el mercado, lo que garantiza a los inversores un conocimiento profundo de sus cuentas, de sus expectativas y de su valoración. Cotizar en Bolsa con luz y taquígrafos supone para la empresa un reconocimiento de su solvencia y avala la profesionalidad de su gestión. Para los inversores supone la posibilidad de diversificar sus carteras entre un mayor número de compañías.
En 2018 se produjeron en todo el mundo un total de 1.350 OPV (ofertas públicas de venta de acciones), con un importe total de 200.000 millones de dólares. En España, el año pasado las salidas a Bolsa alcanzaron los 850 millones de euros, que es su volumen más pobre desde 2013. En 2018 han salido al mercado continuo Metrovacesa, Árima y Solarpack. La primera cotiza a precios inferiores al de colocación, la segunda aguanta el tipo, mientras la última ha subido un cierta fuerza. Al MAB se han incorporado un total de 19 empresas, de las que la mitad son Socimis, sociedades de inversión en el mercado inmobiliario. Ya hay 70 sociedades en el MAB.
Salir a Bolsa es una buena idea para un gran número de empresas. Todas aquellas que han alcanzado ya cierto tamaño y que progresan adecuadamente. Pero, desafortunadamente, no todas las que han saltado al parqué lo han hecho bien en el mercado. El éxito de una salida a Bolsa bien mediante una OPV (colocación de acciones antiguas) o vía OPS (colocación de títulos nuevos mediante una oferta pública de suscripción) depende en gran parte, del momento elegido, pero sobre todo, obviamente, del precio al que se coloquen las acciones. No es fácil encontrar el punto medio en el que los títulos se ofrezcan a precios atractivos, con potencial de revalorización, pero sin penalizar los intereses de los actuales accionistas de la empresa. O viceversa. Muchas veces se peca de excesivo optimismo y las Bolsas reciben con mala cara a los recién llegados.
A modo de botones de ejemplo, entre las salidas a Bolsa que se han producido en los últimos dos años, destaca la caída de un 30 por ciento de las acciones de Parques Reunidos, que ha pasado de 15,5 euros a poco más de 10,5 euros. Neinor Homes ha pasado de 16,4 a 13 euros. Telepizza ha llegado a pagarse a 7,75 euros, cuando ahora cotiza a menos de seis. Aedas Homes ha pasado de 32 euros a 22. Metrovacesa ha caído hasta 11 euros desde 16,50 Gestamp cotiza en estos días a menos de cinco euros, cuando llegó a superar los siete en el pasado verano.
Una de las empresas nuevas en esta plaza que más ha llamado la atención recientemente es la empresa minera australiana Berkeley, que el pasado viernes subió más de un 50 por ciento en Bolsa. Berkeley llego al parqué en julio del año pasado, con un precio de 3,27 euros. Hoy se paga a menos de 20 céntimos de euros por acción... pero es que ha llegado a cotizar a menos de 8 céntimos. La empresa ha encontrado dificultades para abrir una mina de uranio en Retortillo, Salamanca. Pero también ha habido éxitos. Y muy sonados en algunos casos. Aena, que salió a Bolsa en 2015, ha pasado de 64 a 140 euros. Ha llegado a rozar los 180 euros en algunos momentos. La central de Reserva Amadeus en sus ocho años de Bolsa se ha disparado de diez a sesenta euros. Fluidra, que llegó al mercado en 2007, ha trepado hasta 9,4 euros desde los 5,7.
En 2015 llegó a Bolsa Cellnex. Y el mercado la ha recibido con vítores. Su cotización ha pasado de 15 a 23 euros. Dominion ha pasado en un par de años de 2,5 a más de 4 euros por título. Laboratorios Rovi, que debutó en Bolsa en el año 2007, se ha disparado desde 7,8 hasta cerca de 18 euros. A las puertas de la Bolsa velan sus armas empresas como Cabify, Cepsa, Vía Célere, Cox Energy, Haya Real Estate, Azora, Neoenergía o Tendam, la matriz de Cortefiel.