La pandemia, el Brexit o conflictos entre países, entre las causas de un desabastecimiento que ya nos afecta
Los diferentes factores se han producido de forma simultánea y han producido un desabastecimiento que ha generado preocupación entre la población
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La crisis de los suministros de productos ha hecho saltar todas las alertas por un posible desabastecimiento. Numerosos factores han coincidido en el tiempo y han generado una preocupación colectiva por el miedo a no tener acceso a determinados productos. Esta situación puede generar un aumento de precios ante la escasez de ciertos productos o la subida de materias primas e incluso se puede llegar a perder la posibilidad de acceder a algunos artículos.
Pese a esta situación crítica, hay que tener en cuenta que este desabastecimiento es multicausal y algunos de estos factores que influyen en la reducción de la oferta son independientes. El denominador común es la pandemia, pero esta situación no se habría producido -o al menos no tan marcada- si no se hubiesen acumulado todos estos factores en el mismo periodo de tiempo. Entre estas causas destacan las consecuencias de la pandemia, subida de precios de energías, encarecimiento de transportes, escasez de productos e inflación y demás problemas.
Alerta energética mundial
La primera alerta la dio Austria, con la noticia de que el Gobierno había iniciado una campaña para preparar a la población ante un posible gran apagón energético en los próximos años. Los consejos y sugerencias del Gobierno siguen la vía de acumular combustible, velas, baterías, conservas y agua potable para hacer frente a un hipotético desabastecimiento. Sin embargo, en esta alerta hay que tener en cuenta la mentalidad de los países del centro de Europa, que desde antes de esta situación ya contaban con provisiones para hacer frente ante cualquier imprevisto. De hecho, un país colindante a Austria, Suiza, muchas casas disponen de búnkeres con provisiones para hacer frente a algún desastre.
En este sentido, España ha sufrido un revés aún más grande por una causa externa: el conflicto entre Argelia y Marruecos. Estas tensiones han provocado que se cierre el gasoducto de Magreb, por el que llegaba un 30% del gas natural a España. Esto ha provocado retrasos y un aumento del precio por la escasez y la búsqueda de rutas alternativas para esta materia prima, por lo que se refleja en la producción y dificulta el acceso a los productos.
El Brexit agrava la situación en Reino Unido
Uno de los primeros países en notar esta crisis de desabastecimiento fue Reino Unido, pero su principal causa no es ninguna de estas, sino las consecuencias del Brexit. La salida de la Unión Europea predecía que Gran Bretaña se iba a enfrentar a graves problemas económicos y comerciales, y estos pronósticos se han cumplido. Numerosas faltas de suministros por la difícil llegada de productos y el agotamiento de stocks. Las aduanas y el desajuste del mercado laboral con la difícil adaptación a la mano de obra extranjera ha generado que las consecuencias comunes a otros países por causas externas se agraven. Por tanto, urge a nivel nacional hacer una reconfiguración del mercado laboral para reajustar la economía.
Escasez de productos en España
En España, la crisis energética se está sufriendo desde hace meses y esto sumado a la crisis de la cadena de suministros, está generando una subida de precios y el aumento de la inflación. De hecho, grandes superficies han notificado problemas de stock de aquellos productos procedentes de Asia.
Esta escasez de productos se ha producido por el atasco en el comercio marítimo. Antes de la pandemia había un exceso de oferta y traer un contenedor a España costaba entre 1.000 y 3.000 euros, mientras que ahora, debido a la escasez de estos, la cifra se sitúa en 15.000 y muchos productos no tienen cómo distribuirse. Esto ha provocado un cuello de botella que se ve en los puertos con la llegada de menos barcos, estos están más cargados, porque también se produce un colapso en los puertos.
Por otro lado, la pandemia produjo un aumento radical de la demanda de dispositivos móviles debido al confinamiento. Estas consecuencias se están sufriendo ahora, con un stock de microchips prácticamente agotado y una demanda que sigue por las nubes al haberse digitalizado rápidamente la sociedad. La fabricación de vehículos, aparatos electrónicos como teléfonos móviles u ordenadores se ha ralentizado por la falta de semiconductores.
Por tanto, este desabastecimiento es multicausal, y es la combinación de todos estos factores la que ha llevado a la sociedad a ver peligrar la llegada de ciertos productos.