La receta económica de Sánchez para la crisis: renunciar a casi la mitad de las ayudas europeas

De los 140.000 millones que llevan sello español, sólo se tiene previsto usar, ahora mismo, 72.700 euros en concepto de transferencias: los préstamos se dejarían para más adelante

La receta económica de Sánchez para la crisis: renunciar a casi la mitad de las ayudas europeas

Millán Cámara

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

El coronavirus obliga: toca apretarse el cinturón. Y España no será, ni mucho menos, una excepción a la regla. De hecho, todo apunta a que nuestro país estará en el grupo de cola en lo que a la recuperación económica se refiere. Incluso puede que la partida de ayudas europeas que recibirá el Gobierno caiga más en desgracia que en gracia.

¿Por qué? De los 750.000 millones de euros que se repartirán en total, 140.000 llevan sello español según la teoría. En la práctica, es muy posible que sólo se perciban 72.700 euros en concepto de transferencias: ahora mismo, el Ejecutivo ha renunciado a la cantidad total que le corresponde, centrándose en el corto plazo (usar entre 2021 y 2023 las transferencias que no hay que devolver) y, quizá, descuidando el futuro (los créditos se reservarían, por si fuera necesario, para el período 2024-2026).

Queda claro que las ayudas directas a fondo perdido son la prioridad de Sánchez y compañía: hay reparos a endeudarse con Bruselas en lo que respecta a las ayudas en forma de préstamos. España no es el único país que se cuida de no aprovechar cuanto antes todo el dinero procedente de Europa, ya que en Italia, Portugal e incluso Francia tienen las mismas reticencias.

Government question time session

Los tipos de interés de la deuda están al mínimo, las condiciones de los fondos europeos no están muy claras y tampoco es seguro que se pueda gastar todo el dinero continental. A eso se agarran desde Moncloa para no aprovechar todo el montante que se ofrece a nivel europeo, en una operación nada exenta de riesgo: si las ayudas del Viejo Continente fracasan, la recuperación perderá músculo, con la correspondiente incidencia negativa en las finanzas españolas.

El refrán “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy” no ha calado en el Gobierno en esta ocasión. Escudándose en que los planes económicos sólo abarcan de 2021 a 2023 por el momento, se dejan los préstamos para un futuro... si es que hacen falta. Lo cual significa que puede que el dinero restante ya no esté al alcance cuando se quiera hacer uso de él. También que un estímulo máximo de un 11,2% del PIB en seis años se va a quedar, si España renuncia finalmente a usar ya los créditos, en un 5,8%.

Lo que más preocupa ahora mismo es que, con la economía cada vez en horas más bajas, la aplicación del plan europeo se retrasa. Con la segunda mitad de 2021 como fecha más optimista para que las ayudas empiecen a desembolsarse, la zozobra es inevitable: va a costar más tiempo del deseable empezar a ver la luz al final del túnel.

Además, el efecto de los estímulos procedentes de Bruselas podría ser menor del esperado en un primer momento y puede haber hasta 360.000 millones que se queden en tierra de nadie (si España y otros países no piden aún los préstamos). Por no hablar de que el aumento de la presión fiscal por parte de la UE también podría adelantarse (puede que a 2022). En definitiva: todo 'buenas noticias'.

Escepticismo con España en Europa

El mal momento que vive España a nivel epidemiológico y económico no es pasado por alto precisamente en el resto de países europeos. Para muestra, lo publicado por el periódico suizo más importante, Neue Zürcher Zeitung: se pregunta si nuestro país es un “estado fallido” entre los miembros de la Unión Europea.

Lo hace a través de un artículo que firma un profesor de economía de la Universidad Bundeswehr de Múnich, Friedrich Leopold Sell. En él, habla de varios problemas que hacen que la situación española sea “políticamente demasiado inestable”: “la crisis constitucional” con la monarquía, “el separatismo catalán”, “la crisis de gobierno y coalición”, “la pandemia”, “la crisis de los partidos políticos” y “la crisis judicial”.

Todo esto lleva a que desde Suiza se pregunten “cómo debería tratar la UE a este miembro”. Uno, España, que anda muy necesitado de confianza tanto interna como externa para recuperarse de un virus fatal para la considerada “quinta economía europea más grande”.

Pablo Iglesias con su bandera indígena

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