Pedro Sánchez busca consolidar su proyecto desde Cataluña
El escenario para el que se prepara el secretario general del PSOE es el de un endiablado tablero político en Cataluña. Teóricamente, el cruce de vetos beneficiaría a Miquel Iceta y, por extensión, al propio Sánchez
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La dirección del PSOE contiene la respiración. Son conscientes de que las elecciones catalanas del próximo 21 de diciembre pueden traer numerosas derivadas externas y, sobre todo, internas. Pero, curiosamente, los nervios se mezclan con una sensación de esperanza y optimismo, que en esta ocasión lidera, con mayúsculas, Pedro Sánchez. Se podría decir que el secretario general tiene el convencimiento pleno de que las urnas ofrecerán sorpresas positivas para Miquel Iceta.
A los dirigentes socialistas se les dibuja una sonrisa de oreja a oreja cuando oyen a Sánchez, pero los nervios aparecen en cuanto imaginan dos escenarios que, en la sede de la calle Ferraz, se ven como nefastos: Que el bloque independentista sume mayoría absoluta; o una subida tan espectacular de C's que deje muy atrás en escaños al PSC y la conjunción añadida con el PPC acabase superando el listón de los 68 parlamentarios. En el primer escenario, nadie oculta en el PSOE que habrá enorme inestabilidad política y muy seria. En el segundo escenario, a todas luces improbable, el socialismo afrontaría un mar de dudas. Respaldar a Inés Arrimadas para presidenta de la Generalitat de Cataluña sería una encrucijada interna, que traería divisiones.
Por último, está la posibilidad más real: Una subida significativa del PSC, que los entornos de Sánchez e Iceta se empeñan en dibujar cerca de C's,, aunque siempre por detrás, y un Catalunya en Comú convertido en árbitro del tablero. La negativa de la candidatura de Xavier Domènech a facilitar la presidencia a JuntsxCat y a Arrimadas ofrecería a Miquel Iceta una posibilidad de llegar a Sant Jaume. En esa coyuntura, el PSOE confía en la responsabilidad de Ada Colau, lideresa de facto de los morados en Cataluña. Pero, sobre todo, en la mejora del resultado del PSC, que junto a la caída de los comunes, situaría en una posición comprometida a la alcaldesa de Barcelona ante la formación de un Gobierno que Iceta pretende en minoría.
La apuesta de Miquel Iceta es audaz, más aún cuando quedarán muy lejos los tiempos en que la comunidad era uno de los principales graneros de votos de los socialistas. El traspié con la propuesta de los indultos para los ex consellers independentistas encarcelados por presuntos delitos de sedición y otros ha mostrado hasta qué punto resulta peligroso para un político perder el control de su campaña. La pifia, con una marcha atrás a medias, podría hacerle daño entre un sector del electorado, que cuestiona el cálculo de Iceta como el pretendido puente entre las orillas secesionista y constitucionalista. Pero el mensaje para el 21-D está engrasado: El PSC, tras tanta rodada cuesta abajo, vuelve a ser un valor en alza. Y, por ende, disparará la cotización de Pedro Sánchez, presto a seguir consolidando el proyecto de alternativa de gobierno en 2018.