El 23-F, 40 años después: las 18 horas más críticas de la democracia española
Al fracaso del golpe contribuyó la labor del Rey Juan Carlos I, que ordenó a los jefes del Estado Mayor mantener el orden constitucional
Madrid - Publicado el - Actualizado
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23 de febrero de 1981, 18:23 horas. Un pelotón de guardias civiles al mando del teniente coronel Antonio Tejero asalta el Congreso de los Diputados mientras se vota la investidura de Leopoldo Calvo-Sotelo, llamado a suceder a Adolfo Suárez. La imberbe democracia española tiembla mientras los nostálgicos de la dictadura intentan un golpe de Estado.
“¡Quieto todo el mundo!”, ordena Tejero mientras secuestra a los depositarios de la soberanía popular. Los diputados, al principio desconcertados, se resguardan debajo de sus tribunas ante la orden de tirarse al suelo. Manuel Gutiérrez Mellado, entonces vicepresidente del Gobierno, forcejea con Tejero sin éxito, que descarga su pistola contra el techo del Salón de Plenos. En sus asientos, desafiando al teniente coronel, permanecen inermes Adolfo Suárez, Santiago Carrillo y el propio Gutiérrez Mellado.
Ya a la noche, Jaime Milans del Boch, teniente general de la Tercera Región Militar, despliega los tanques desde el puerto de Valencia hasta el centro de la ciudad. Tras asumir mediante bando todos los poderes, militariza los servicios públicos e implanta el estado de excepción.
En Madrid, tres escuadrones procedentes del acuartelamiento de Retamares ocupan las instalaciones de RTVE en Prado del Rey, que sustituye su programación habitual por marchas militares.
Cerca de la media noche, el general Alfonso Armada entra en el Congreso. Trata de convencer sin éxito a Tejero para proclamarse presidente de un gobierno militar con presencia de líderes políticos, pero el teniente coronel se niega partidario de una junta estrictamente militar.
EL PAPEL DEL REY JUAN CARLOS I
A la 01:14 de la madrugada del día 24 de febrero, el Rey Juan Carlos, vestido con uniforme de capitán general de los Ejércitos, da un paso al frente. En un mensaje emitido en RTVE, pero grabado una hora antes en el Palacio de la Zarzuela, se posiciona a favor de la democracia y le ordena a la Junta de jefes del Estado Mayor que tome las medidas necesarias para mantener el orden constitucional.
Comienza el principio del fin del golpe de Estado. Una decena de guardias civiles comenzaron a entregarse a la Policía Militar y en torno a mediodía salieron el Gobierno, los diputados y los periodistas encerrados en el Congreso. Sobre las 12.30 horas Tejero se entregó y abandonó la Cámara junto a los guardias civiles implicados en el asalto.
Cuarenta y ocho horas después del 23F, el pleno del Congreso volvió a votar, con los impactos de bala del intento del golpe de Estado como telón de fondo, la investidura de Leopoldo Calvo Sotelo. Tras un debate que empezó a las cinco menos diez de la tarde del 25 de febrero, Calvo Sotelo fue investido presidente por 186 votos a favor y 158 en contra, sabiendo que aceptaba un mandato "en circunstancias muy difíciles".