Don Juan Carlos, la historia detrás del hombre que paró el golpe del 23-F

Cuarenta años después del golpe de Estado del teniente coronel Tejero sigue habiendo incognitas sobre quién era el "elefante blanco", pero no se cuestiona el papel del monarca

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Raquel Pérez Polo

Madrid - Publicado el - Actualizado

13 min lectura

A las 13.00 horas de este martes, el Rey Felipe VI tomará la palabra en el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso de los Diputados en un acto con motivo del 40 aniversario del fallido golpe de Estado del 23 de febrero acontecido en 1981.

Una sala, esta de los Pasos Perdidos, en la que puede que no resuene el ir y venir de los diputados, pero donde sus mullidas alfombras han soportado escenas inolvidables como el último adiós a Adolfo Suárez, figura esencial de nuestra democracia y el presidente del Gobierno en funciones que no dobló la rodilla y permaneció sentado en su escaño junto a su ex vicepresidente, el capitán general Gutiérrez Mellado, que se enfrentó, incluso al teniente coronel Antonio Tejero.

Adolfo Suárez, Manuel Gutiérrez Mellado, Antonio Tejero, Jaime Milans del Bosch, Alfonso Armada, Sabino Fernández Campo, son nombres que aparecen una y otra vez en la crónica de aquel 23 de febrero de 1981. Junto a ellos el de Juan Carlos I, Rey de España para muchos aquella tarde/noche se ganó el respeto de su pueblo que comenzó a verle como un gran Jefe de Estado y no el heredero de Francisco Franco.

Mucho se ha escrito y se sigue escribiendo sobre el papel jugado por Juan Carlos I el 23F. Días después del golpe, la CIA desclasificaba un informe en el que hablaba de la viabilidad a la operación militar: "El intento de golpe de Estado de la semana pasada estuvo mucho más cerca de prosperar de lo que el gobierno quiere admitir". La Agencia de Inteligencia americana destacaba el papel de don Juan Carlos en el fracaso del golpe militar: "Los oficiales ultraconservadores creen que el Rey ha traicionado al Ejército. Este sentimiento es compartido en el seno de los diferentes cuerpos policiales y militares, y muchos de sus oficiales pueden tener su lealtad dividida".

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El papel del Rey el 23F minuto a minuto

A las 18.23 de la tarde del 23 de febrero de 1981 quien les escribe este artículo era una adolescente que acababa de salir del colegio y que estaba comprando material para clase en una conocida papelería de mi pueblo, ya desaparecida. La dependienta estaba nerviosa y me dijo que me fuera a casa rápido. Esa tarde tenía que ir a casa de mis abuelos maternos porque mis padres estaban en Madrid, ¿podrían regresar a casa?

Con el miedo a que quedaran retenidos en la capital fui lo más rápido posible a casa de mis abuelos, viví una tarde entre tensión y emoción con mi abuelo, un hombre que nunca pudo ir al colegio y que aprendió a leer y a escribir solo, y con el que siempre me gustó aprender historia. Más aún vivirla. Fue él quién me decía: "ahora saldrá el Rey y todo volverá a su cauce".

Entonces no me planteé ¿qué estaba haciendo don Juan Carlos mientras en el Congreso de los diputados sonaba el nombre del diputado, Núñez Encabo Manuel y el teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero entraba al grito de “Todo el mundo al suelo”? ¿Qué medidas tomó cuando se enteró de que el general Milans del Bosch sacaba los tanques a la calle? ¿Cuántas veces habló por teléfono, con quién, sabía quién era el "elefante blanco" que se esperaba en las Cortes? ¿Tenía controlados a los militares? En definitiva, ¿dónde estaba?

Si el golpe del 23F ocurriera en la segunda década del siglo XXI hubiéramos seguido el minuto a minuto desde diferentes medios de comunicación y con imágenes y sonidos desde todos los puntos "clave" de la noticia: el Congreso de los Diputados, el Palacio de la Zarzuela, la Moncloa, las calles, las sedes presidenciales autonómicas. Hace 40 años era diferente. La entrada de Tejero en el hemiciclo no lo vimos hasta el día siguiente, solo la radio siguió siendo el cordón umbilical que conectaba y alimentaba a la sociedad con lo que estaba ocurriendo.

Vamos a intentar reconstruir aquellas horas decisivas que pusieron en jaque a nuestra democracia:

El Rey jugaba al squash con dos de sus mejores amigos, Miguel Arias e Ignacio Caro.

18.25H.- Cuando el capitán general Gutiérrez Mellado se encaraba con el teniente coronel de la Guardia Civil Tejero y los guardias civiles que le acompañaban, y el capitán Muñecas decía en el Hemiciclo: "No va a pasar nada".

"Buenas tardes. No va a ocurrir nada; pero vamos a esperar un momento a que venga la Autoridad Militar competente para disponer lo que tenga que ser y lo que él mismo diga a todos nosotros. O sea, estense tranquilos. No sé si esto será cuestión de un cuarto de hora, de 20 minutos o media hora; me imagino que no más tiempo, y la Autoridad que hay competente, militar por supuesto, será la que determine qué es lo que va a ocurrir. Por supuesto que no pasará nada. O sea, que estén ustedes tranquilos".

18.50H.- Milans del Bosch asume todos los poderes en Valencia.

20.20H.- El Rey habla con Jordi Pujol

"Alrededor de las ocho y veinte de la tarde he podido hablar telefónicamente con su Majestad el Rey, quien me ha tranquilizado por completo en torno a los incidentes que se han desarrollado esta tarde en el Congreso de los Diputados de Madrid", declaraba el presidente de la Generalidad de Cataluña, Jordi Pujol, en el curso de una improvisada rueda de Prensa.

El consejero adjunto a la Presidencia, Miguel Coll i Alentorn, confirmaba el tono de normalidad que había querido transmitir Pujol: "La impresión es de que no existe peligro, por lo que invito a mantener la serenidad y evitar infundios. El capitán general se encuentra muy tranquilo. Precisamente, esta tarde, antes de producirse los hechos, hemos estado despachando asuntos de trámite con él".

Ambos aseguraban que en la Zarzuela "la tranquilidad es absoluta. El Rey se mantiene en una posición de firme rechazo a la acción perpetrada esta tarde en el Congreso".

22.00 H.- Los periodistas de TVE española, Jesús Picatoste y Pedro Erquicia, con dos equipos técnicos - provistos de un magnetófono Nagra, que sirvió para emitir el mensaje por radio - llegan al Palacio de la Zarzuela. Serán los encargados de la grabación del discurso del Rey que no se emitirá pasada la medianoche.

00.00H.- A la doce de la noche aparece el Rey, vestido de capitán general del Ejército. "Se le veía preocupado, pero sereno. Nos saludó a todos, uno por uno, y nos dijo: "Hola, ¿Cómo estáis?"», recordaba Pedro Erquicia en su relato de lo ocurrido.

Don Juan Carlos quiere saber la opinión de los periodistas: "¿Cómo ha sido esto, vosotros que lo habéis visto?".

00.15H.- El Rey graba el mensaje que será emitido una hora más tarde

La cámara de cine y la de vídeo son dispuestas frente a la mesa ante la que tomó asiento don Juan Carlos. "¿Qué tratamiento visual le darnos a la grabación?", preguntaPedro Erquicia. El Rey le contesta: "Para eso estáis vosotros, que sois los técnicos".

El Monarca se preocupó por si molestaba el ruido del aire acondicionado, que es apagado para evitar acoplamientos de sonidos en los micrófonos. Se hacen pruebas de sonido. Pedro Erquicia le pide al Rey una copia del mensaje y decide, una vez leído, que el primer párrafo introductorio se filme con un plano general, para acercarse con un zoom en el momento en que don Juan Carlos informa del telegrama cursado a los capitanes generales.

La presencia del príncipe de Asturias

00.16H.- El Rey Juan Carlos, vestido con el uniforme de Capitán General del Ejército, con gesto serio y con voz firme, inicia desde su despacho, en el primer piso del palacio de la Zarzuela, su mensaje a la nación

Detrás de las cámaras están, en pie, la reina doña Sofía, el príncipe de Asturias, Felipe, y las infantas Elena y Cristina. La familia real, silenciosa, mantiene la calma y escucha atentamente las palabras del Rey. Inmediatamente se comprueba en un monitor la grabación y don Juan Carlos afirma: "Ha quedado. muy bien. Hay que darlo cuanto antes".

En el libro de José Luis de Villalonga "Mis conversaciones con Juan Carlos I" (Plaza & Janés, 1993), considerado como una biografía autorizada del Rey. La cita es muy concreta:

-¿Es cierto, señor, que le pidió a don Felipe…?

El Rey me interrumpe con un gesto que ha debido de hacer docenas de veces.

-Sí, es verdad. Obligué al príncipe de Asturias a pasar la noche en mi despacho para que me viera ejercer mi oficio de Rey.

-¿Qué edad tenía?

-Trece años. La edad ideal para aprender lo que la vida podía enseñarle cuando quizá fuera demasiado tarde. “Papá…¿qué va a pasar?”, me preguntó al comienzo de aquella larga noche. Una vez más recurrí a la imagen del balón de fútbol que está en el aire y que no se sabe de qué lado va a caer. “Pues ya ves, Felipe, con la corona es lo mismo. En estos momentos está en el aire y yo voy a hacer todo lo posible para que caiga de buen lado”. Varias veces se durmió en su butaca. Pero cada vez le obligaba a despertarse. ¡Felipe, no te duermas, mira lo que hay que hacer cuando se es Rey! Aquella noche, José Luis, el príncipe de Asturias aprendió en unas horas más de lo que aprenderá en el resto de su vida…yo me quedé solo en el despacho con mi hijo, el marqués de Mondéjar (Nicolás Cotoner y Cotoner), Sabino y los ayudantes que respondían al teléfono. Cuando le desperté por segunda o tercera vez, don Felipe murmuró “Jo papá, qué mes”. El pobre había tenido un mes difícil a causa de los estudios y ahora esa historia de la Corona en el aire era demasiado para él”.

00.30H.- La comitiva con la cinta del mensaje abandona a toda velocidad el recinto del Palacio de la Zarzuela. El propio Jefe del Estado ordena al coronel Blanco, jefe de Seguridad de la Zarzuela, que (los policías de su escolta, vestidos de paisano y armados con metralletas, protejan la cinta hasta que esté a salvo en Prado del Rey para su emisión. Los policías tenían órdenes estrictas de permanecer en TVE y proteger hasta el final la emisión del mensaje.

01.12H.- El discurso del Rey . El Rey se dirige a los españoles

02.30H.- El Rey envía un télex a Milans del Bosch, que había tomado las calles de Valencia.

Unl télex que consta de cinco puntos clave: "Juro que ni abdicaré la Corona ni abandonaré España. Quien se subleve estará dispuesto a provocar una guerra civil y será responsable de ello". El Rey ratifica su rotunda decisión de "mantener el orden constitucional dentro de la legalidad vigente" y añade: "después de este mensaje ya no puedo volverme atrás".

Un télex cargado de mensajes significativos como que "cualquier golpe de Estado no podrá escudarse con el Rey, es contra el Rey" o el siguiente, "hoy más que nunca estoy dispuesto a cumplir el juramento a la bandera".

Ordena al general sublevado retirar las tropas y anular su manifiesto que imponía el toque de queda en Valencia y le señala que aunque no duda del "amor a España" de sus generales" le conmina "por España primero, y por la Corona después" a obedecerle.

Por último había una orden muy concreta: "Te ordeno que digas a Tejero que deponga su actitud".

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El rey Juan Carlos preside la reunión de la Junta de Defensa Nacional, que ha tenido lugar esta tarde en el palacio de la Zarzuela, tras el fallido intento de golpe de Estado del 23- F, a la que han asistido el teniente general Emiliano Alfaro Arregui, miembro de la Junta de Jefes de Estado Mayor; el capitán general de Madrid, Guillermo Quintana Lacaci; el almirante Arévalo Pelluz; el presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor, teniente general Ignacio Alfaro Arregui; el ministro de Defensa, Agustín Rodríguez Sahagún; el presidente del Gobierno, Adolfo Suárez; el vicepresidente primero para Asuntos de la Defensa, Manuel Gutiérrez Mellado; el Secretario general de la Casa de SM el Rey, Sabino Fernández Campo (de pie); el ministro del Interior, Juan José Rosón; el director de Seguridad del Estado, Francisco Laina; el teniente general José Gabeiras Montero; y otros altos cargos.

"Pido a todos la mayor serenidad y confianza"

La actuación de don Juan Carlos aquel día ha sido interpretado por los analistas políticos e historiadores como el momento en el que la Monarquía se afianzó en la sociedad española, una sociedad que dejó de ver al Rey como el heredero de Franco.

Una muestra de la fortaleza de la institución fue su discurso en el que, por encima de todo, hizo una apelación a la unidad y la defensa de la Constitución.

Este fue el discurso íntegro que era emitido a la 1:14 horas del día 24 de febrero de 1981:

"Al dirigirme a todos los españoles, con brevedad y concisión, en las circunstancias extraordinarias que en estos momentos estamos viviendo, pido a todos la mayor serenidad y confianza y les hago saber que he cursado a los Capitanes Generales de las Regiones Militares, Zonas Marítimas y Regiones Aéreas la orden siguiente:

Ante la situación creada por los sucesos desarrollados en el Palacio del Congreso y para evitar cualquier posible confusión, confirmo que he ordenado a las Autoridades Civiles y a la Junta de Jefes de Estado Mayor que tomen todas las medidas necesarias para mantener el orden constitucional dentro de la legalidad vigente.

Cualquier medida de carácter militar que en su caso hubiera de tomarse deberá contar con la aprobación de la Junta de Jefes de Estado Mayor.

La Corona, símbolo de la permanencia y unidad de la patria, no puede tolerar en forma alguna acciones o actitudes de personas que pretendan interrumpir por la fuerza el proceso democrático que la Constitución votada por el pueblo español determinó en su día a través de referéndum".

El elefante blanco, aquel que "ni está ni se le espera"

¿Quién era el "elefante blanco"? ¿Por qué tenía que ir al Palacio de la Zarzuela? Estas preguntas se han repetido una y otra vez cada vez que se ha escrito un libro, se ha grabado un documental o se tertulia cada 23 de febrero desde hace cuarenta años.

Casi siempre se ha identificado a esa figura clave que haría que triunfara el golpe de Estado porque convencería al Rey, con el general Alfonso Armada, condenado a 30 años de cárcel, la misma pena que fue impuesta al teniente coronel Tejero y al teniente general Milans del Bosch.

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El militar siempre lo negó. La última vez en una entrevista al diario ABC en 2011: "Categóricamente le digo: ¡No! Lo sabe el que era jefe de la oposición, Felipe González".

E insistía, en el trigésimo aniversario del 23F, en una entrevista a Ángel Expósito en 'La 10 Noticias': "El único que no puede ser el elefante blanco soy soy".

La esperanza de los militares golpistas hace 40 años era que el Rey llamara a Zarzuela a Alfonso Armada y Comyn -ya que había sido su instructor y secretario general de la Casa del Rey durante17 años- y que le encomendara dirigir el gobierno compuesto por los uniformados. Pero eso nunca sucedió, el Rey no llamó a palacio al que era el segundo jefe del Estado mayor del Ejército para pedirle que formara gobierno ni para darle ninguna orden.

De ahí la frase que el jefe de la Casa del Rey, Sabino Fernández Campo le dijo al general Juste Grijalba responsable de la División Acorazada Brunete que esperaba la orden de sacar los tanques a la calle para tomar Madrid cuando llamó a Zarzuela:

"¿Ya está ahí Alfonso?". "No, no está", respondí. "Pero estáis esperándole, ¿no?". "No, tampoco; no está ni se le espera", recordaba en una entrevista a La Nueva España el propio Fernández Campo.

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