Casado: dos años de luces y sombras

Hace dos años ya Pablo Casado se decidió a dar el paso para liderar el Partido Popular, y, contra todo pronóstico, ganó tanto a María Dolores de Cospedal, como a la favorita, Soraya Sáenz de Santamaría, que había vencido en el voto de los militantes en primera vuelta. El equipo del ahora presidente aplicó una lógica muy simple: las dos candidatas y sus partidarios “se odiaban” así que, si pasaban el primer corte, los apoyos de la perdedora, acabarían en la lista de Casado, y así fue.

El nuevo líder del partido comenzó marcando distancias con Mariano Rajoy, si no de palabra, sí de obra. Acorraló o apartó a los partidarios de Sáenz de Santamaría y del ex-presidente, que acabaron yéndose, en muchos casos, del PP, o separados de la primera línea política. Casado se rodeó de su propio equipo de fieles y, en este tiempo, ha ido dando pasos para controlar toda la estructura del partido, para que nadie pueda poner en cuestión su liderazgo.

Las elecciones generales de abril de 2019 pillaron a los populares en horas bajas. La campaña del PP fue muy errática, el partido estaba desmotivado y se cometieron errores de bulto que acabaron pagando en las urnas. El PP cosechó el peor resultado de su historia, consiguiendo 66 diputados, solo 9 más que Ciudadanos. Las cosas no pintaban bien para las elecciones autonómicas, municipales y europeas de un mes después, pero el partido consiguió mantener a través de pactos sus feudos de Castilla y León, Murcia y Madrid; y recuperar alcaldías importantes como la de la capital de España, Córdoba, Zaragoza, Oviedo o Pamplona. El PP, logró, pues, salvar los muebles.

En noviembre de 2019 se repitieron las elecciones. El PP aprendieron, en parte, de los errores, y consiguió 89 escaños. La crisis del coronavirus ha hecho que, en los últimos meses, los populares subieran en las encuestas, superando incluso en algún sondeo al PSOE, pero no ha conseguido desgastar a Pedro Sánchez y rentabilizar lo que llaman el sentido de estado que, aseguran, han mantenido durante la pandemia, apoyando varias veces el estado de alarma y diversos decretos económicos. Todo lo contrario, los socialistas han logrado, en parte, que triunfe la imagen de un PP insolidario que no ha remado a favor de los intereses del país.

La dirección del partido asegura que en este tiempo ha quedado claro que Casado lidera la única alternativa real al tándem PSOE-Podemos, pero lo cierto es que el presidente popular tampoco despierta entusiasmo entre los ciudadanos, y, por eso quizá, no ha logrado dar con la tecla que aglutine de nuevo el voto de centro-derecha, que será, a fin de cuentas, la única manera que tendrá de reconquistar la Moncloa. Sus planes pasan por llegar a alianzas con Ciudadanos, pero el experimento vasco ya ha dejado claro que, como muchos le venían advirtiendo, en política, dos y dos, no siempre suman cuatro. Casado se ha apresurado en los últimos días a hacerse partícipe del triunfo de Feijóo en Galicia, pero lo cierto es que la forma de hacer política del presidente gallego, dista mucho del estilo de la actual dirección del partido, y son muchos los que ansían todavía que Feijóo rectifique y “venga a Madrid”.